La doble alegría de Evaristo Portela

C. Pereiro

PONTEVEDRA

emilio moldes

El director del equipo ciclista Froiz recibirá la medalla al mérito deportivo de Galicia este año

08 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La de ayer fue una mañana atípica para Evaristo Portela, mítico director del Supermercados Froiz. Su móvil no paraba de vibrar y en apenas un rato, un aviso en la pantalla le notificaba que tenía más de cien mensajes sin leer. Según sus propias palabras, vivió dos alegrías: saber que será galardonado con la medalla al mérito deportivo de Galicia y, por otro lado, comprobar el cariño que tanta gente le tiene, y del que tan orgulloso se muestra.

Para Evaristo, sus logros deportivos y personales van de la mano. Lo tiene claro. «Si uno siembra bien en la vida, luego recoge también cosas buenas». La suya ha sido una continua apuesta por el deporte, primero como corredor y luego como director del la escuadra alimenticia pontevedresa. Lleva treinta y un años ejerciendo ese papel, y costaría encontrar a alguien que pudiese renegar de la presencia positiva que transmite Portela. Ha conocido la gloria y la derrota, la buena y la mala fortuna, y así seguirá, aunque ahora con un reconocimiento oficial a sus espaldas.

De Indurain a Echevarri

«Es una alegría no solo para mí, sino para todo el equipo Froiz», explicaba ayer emocionado. «Me han llamado o contactado distintas personalidades de este mundo como Miguel Induráin o José Miguel Echevarri. Es uno de los mejores premios que me podían dar, ese es el mayor triunfo de mi carrera. Saber que la gente me quiere, me respeta y me aprecia, y creo que eso es lo que más vale en esta vida».

La de ayer también fue una jornada para reflexionar. Evaristo reconoce que suele mirar al pasado, recordar sus primeros pasos en el ciclismo. No ha olvidado aquellos tiempos en los que reconoce que trabajó durísimo, pero que nunca le importó o le costó demasiado esfuerzo. La pasión se encargaba de todo, lo mantenía vivo y convertía su trabajo en felicidad y, posteriormente, en éxito.

«Hoy me he acordado de cuando dejé el fútbol para dedicarme al ciclismo y también de las palabras que me ofreció Emilio Rodríguez, que en paz descanse, ganador de la Vuelta a España. Me dijo que tenía buena tierra, que la sembrase, que algo bueno iba a recoger. Y así he tratado de hacerlo todos los años como deportista y después es lo que he tratado de inculcar a todos los corredores del equipo Froiz que he conocido».

El director de la escuadra pontevedresa también comenta que ha tratado de evitar que sus ciclistas no cometieran los errores que él si sufrió como corredor. «No teníamos tanta información como ahora, seguramente no rendí tanto por eso como pude haberlo hecho».

Y hay algo en su discurso improvisado que repite y quiere dejar claro. «Evaristo Portela sin su gente no sería nadie», se jacta. Dice acordarse de todos los corredores que han pasado por el Froiz, y así quiere dedicarles su medalla, pues parte de la misma es de su propiedad. También se rinde en agradecimientos a la propia empresa Froiz, que confió en su día para dirigir una de las entidades más longevas de esta tierra, y con más méritos deportivos alcanzados.

Presume de equipo

También presume del equipo que posee a su lado, de profesionales que como él tratan de sacar de los ciclistas lo mejor posible. «No sé, hay tanta gente a la que podría agradecerle esta distinción... También entidades: Concello, Diputación, Xunta... Los patrocinadores que tenemos. Por supuesto la afición y los propios habitantes de nuestra ciudad que no ha parado de felicitarme desde que se ha sabido la noticia. Me gusta pensar que esta medalla es para todos aquellos que hemos arrimado el hombro y quiero compartirla con toda la gente».

Es curioso, porque pese a llevar 31 años como director deportivo se reafirma en la idea de que no hay secretos o fórmulas mágicas para realizar bien su trabajo. Cree que es una cuestión quizás de nacimiento, ante la gran pregunta de si uno nace o se hace. En su caso cree que es algo innato, que todo el interés y pasión que ha tratado de volcar e inculcar a su equipo venía de fábrica. «Sé que alguno se hubiera cansado de esto, pero yo no. Aprendo cada día que pasa, y me siento mejor. No estoy en esto por dinero. ¿Qué pasaría si perdiera la pasión? Me iría, pero dudo que pase mañana. Es una de las cosas que más felices me hace la vida».

La pasada temporada funcionó como un bálsamo curativo para el Froiz, después de varios años atosigados por las lesiones y las caídas, sin ni siquiera una pizca de suerte. El que lo conozca verá que Evaristo no ha modificado un ápice su discurso de aquellas a ahora. En las buenas y en las malas. Lo importante es disfrutar, las victorias luego llegan no solas, pero sin ese primer requisito de positivismo serían imposibles.

Posee ambición, aunque la define como una «ambición sana», basada en el trabajo duro, la disciplina y el orden. Primero ser feliz, luego el resto. Afirma que no se dará ningún lujo o celebración especial por el galardón, que ya el cariño recibido a lo largo de las horas del miércoles le ha parecido más que suficiente. «Ya lo estoy celebrando. Al final del día me iré a casa a descansar tranquilito sabiendo que estoy agradecido a mi familia y a la empresa Froiz por todos estos años. Nunca he querido emborracharme de éxito, solo quiero tener una actitud tranquila y no me quiero volver loco con las cosas. No busco medallas».