Noche de pesadilla para dos pontevedreses antes de dejar Lombok

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

cedida

Anxo y Carmen, atrapados en la isla de Indonesia por el terremoto, al fin están lejos del epicentro

08 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Si un día tienen nietos, probablemente, sea una de esas anécdotas que les puedan contar en infinidad de ocasiones. Pero, por el momento, Anxo Malvar y Carmen Amaro, los pontevedreses que se quedaron atrapados en la isla Indonesia de Lombok a cuenta de un terremoto de 6,9 de magnitud, volverán de Asia con un susto enorme en el cuerpo. Si ya lo pasaron mal las primeras horas tras el movimiento de tierra, intentando comprar un billete para regresar a casa y luego, al ver que no lo conseguían de forma inmediata, buscando alojamiento en una isla tomada por el pánico, las últimas horas en Lombok no fueron mejores. «La última noche resultó dura», indicaba ayer Anxo. Lograron tener plaza en un vuelo que salía de madrugada. Antes, querían dormir un poco. Pero no fue posible. Les desalojaron tres veces del hotel porque se registraron cuatro réplicas del seísmo en pocas horas. Y acabaron confinados, junto con los otros huéspedes, en el párking del establecimiento hotelero. «No dormimos ni una hora seguida», indicaba Anxo.

Tras esa noche de infarto, con el cansancio acumulado por las muchísimas horas en pie, al fin pudieron coger un avión. Volaron a Yakarta, la capital y población más poblada de Indonesia, donde permanecían ayer a media mañana. «Aquí estamos ya muy alejados del epicentro, ya no se sienten las réplicas», indicaba Anxo Malvar. Ya con un poco más de calma, lograron concertar vuelos para poder volver a casa, su objetivo desde que vieron la magnitud del desastre. Iban a volar de forma inmediata a Abu Dabi, luego a Roma y finalmente a Galicia. Pero ayer les cancelaron ese vuelo y les ofrecieron un alojamiento en Yakarta.

El papel de la embajada

Anxo trataba de verle el lado positivo: «Al menos vamos a dormir en una cama y sin temblores, aquí no se notan», manifestaba. Esperaba, asimismo, que en unas horas le dijesen qué posibilidades tenían para volar de nuevo y, de una vez por todas, poner fin a las vacaciones idílicas que se tornaron en pesadilla asiática.

Anxo indicó también que mientras estuvieron en Lombok permanecieron en contacto, a través del WhatsApp, con la embajada Entre las idas y venidas, la búsqueda de hotel y vuelo conocieron a más españoles en su misma situación. Escucharon anécdotas de todo tipo y se dieron cuenta de que si hubiesen llegado a las islas Gili, su destino antes del terremoto, seguramente les hubiese ido bastante peor.