«Tarde o temprano habrá que repensar las obligaciones para que sean ejecutables»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde PONTEVEDRA / LA VOZ

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Como experto forestal analiza la norma y aboga por masas forestales viables con explotación racional

03 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Juan Picos Martín (Madrid, 1971) es el director de la Escola de Enxeñaría Forestal de Pontevedra y un buen conocedor de la realidad del monte en la provincia, así como de lo que implica la norma que obliga a desbrozar y eliminar el arbolado en las franjas más inmediatas a los núcleos habitados.

-Se está hablando de una franja de protección. Pero, ¿qué implica esta norma?

-La franja de protección son esos cincuenta metros de las casas, de las edificaciones, de una serie de construcciones que teóricamente tiene que proteger la norma. Pero también hay distancias para líneas de transportes, líneas eléctricas, gasoductos, subestaciones eléctricas... la norma es relativamente compleja.

-¿Y qué se busca con ella?

-Lo que busca la norma es establecer unas áreas con una reducción de vegetación con la idea de aumentar la seguridad de las edificaciones, pero también de los equipos de extinción. Hay que pensar que a veces no se trata solo de que el fuego no llegue a la casa, sino de que los equipos de extinción puedan trabajar con seguridad en el espacio entre donde se encuentra el combustible forestal y las edificaciones a proteger.

-Ni especies pirófitas, ni maleza en esa franja. ¿Es así?

-Realmente el concepto pirófito es un concepto poco amable para meter en una ley. Todo es una especie pirófita. Pero sí hay una serie de especies, como eucaliptos, pinos y acacias en esas zonas de seguridad de treinta y cincuenta metros que no podrían estar. También por debajo se habla de una distancia inferior en la que no puede haber ninguna especie de arbolado. Si uno tiene una casa y al lado tiene un carballo, teóricamente no cumpliría la ley. Estamos hablando de que algunos árboles que ahora mismo consideramos un valor, tomando la ley a rajatabla, tendrían que ser cortados.

-Las comunidades de montes dicen que es imposible cumplir la norma.

-El 62 % de los edificios de Galicia están en la interfaz urbano forestal. No el 62 % de la población, sino de los edificios, de las construcciones. Asumimos que la práctica totalidad de estos edificios van a tener estas obligaciones. Hablamos de decenas de miles de hectáreas. Estamos hablando de que la actuación sobre el arbolado se haga, probablemente, una sola vez, pero después del arbolado va a venir el matorral, por la especificidad de nuestro clima. Lo cual implica que hay que mantener un trabajo muy intenso sobre una superficie muy amplia. Desde el 2007, el cumplimiento de la norma y el empeño por hacerla cumplir por parte de la Administración tampoco ha sido muy vehemente. Desde los incendios del 2017, se está haciendo un esfuerzo muy importante, bajo amenaza de multa, de concienciación. Pero tarde o temprano vamos a tener que repensar estas obligaciones para que sean ejecutables. Al final, el interés no es multar, sino que tiene que ser aumentar la seguridad de las áreas pobladas y la viabilidad de las masas forestales con una explotación racional.

-¿Quién va a multar finalmente si no cumple el propietario forestal?

-Hay una competencia en áreas no forestales de los concellos y luego en otras zonas, de la Administración autonómica. Pero, a día de hoy, los concellos no tienen personal suficiente.

-Si el propietario no aparece o si son muchos, ¿qué sucede?

-En caso de que aparece y no cumple o si no aparece, el concello puede llevarlo a cabo con la imposición de los costes al propietario. Y si no aparece podría ser incluso expropiada la finca para afrontar estos costes. Esto supondría para un ayuntamiento, cientos o miles de expedientes. Por lo que hay un problema para la ejecución. Habrá que reformular cosas en el futuro.

-Ustedes tienen muchas consultas en la Escola de Enxeñaría Forestal de propietarios, empresas.

-Y también de vecinos donde vivo. Al final todo el mundo está buscando interpretación. Hay una serie de disposiciones complejas. El mejor consejo que se puede dar es que se dirijan al concello y al distrito forestal y realmente pueden hacer allí las consultas y recibir el apoyo y el consejo para poder cumplir las obligaciones legales.

-Las empresas de desbroce estos días parece que no dan abasto.

-Pues sí. Eso es positivo para los propietarios y los trabajadores de esas empresas, pero cuando hay un plazo corto para cumplir esto hace que muchos propietarios forestales intenten hacerlo por sus propios medios y hay que estar muy sensibilizados con que esto conlleva un riesgo cierto de accidente. Hay personas mayores que habían dejado de desbrozar sus fincas porque sus condiciones físicas digamos que ya no eran las mejores y ahora han vuelto a hacerlo y muchas ocasiones a toda prisa. Han vuelto a coger sus motosierras y sus desbrozadoras y es un riesgo.