Un hostelero de carretera que siempre ponía paz

m.?h. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

25 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Igual a muchas personas no les suene su nombre, Marcial Gregorio Castro. Pero si se dice que se trata del fundador del Bar O Rancho de Cerponzóns, un negocio muy próximo a la famosa sala de fiestas La Luna, la cosa cambia. Porque Marcial, que falleció el miércoles a los 70 años de edad, montó un negocio a orillas de la N-550 conocidísimo tanto entre los camioneros como entre quienes van a echar unos bailes a la citada sala y aprovechan para cenar o comer en este mítico local.

Marcial, según recordaban ayer sus familiares, se casó con Elisa Leins y ambos iniciaron su vida laboral en la emigración. Se marcharon para hacer un porvenir y poder regresar a su tierra con dinero para montar un negocio. Pusieron el Bar O Rancho y ya nunca más se alejaron del mostrador, de la parrilla y de su clientela. Dicen quienes le querían que Marcial vivía el negocio y que le gustaba que los clientes se marchasen siempre con una sonrisa.

Marcial Gregorio, al parecer, procedía de una familia con carácter. Sin embargo, él era de personalidad conciliadora. Una de sus primas lo definía ayer en pocas palabras: «Era un cacho de pan, sempre onde el andaba poñía paz. Non se enfadaba con ninguén», indicaba entre lágrimas de emoción.

Desafortunadamente, Marcial Gregorio empezó a tener achaques de salud a una edad bien temprana. Ahora llevaba ya tiempo enfermo, siendo cuidado por su mujer. La parroquia que le vio nacer le despidió ayer con un funeral y posterior entierro en la iglesia y cementerio de San Vicente.