Esta pasarela no es un baño público

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

COFRADÍA DE LOURIZÁN

Las mariscadoras de Lourizán están cansadas de hallar excrementos en el paso que usan para bajar a la playa

21 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las mariscadoras de la cofradía de Lourizán emplean la pasarela de madera paralela a la autovía de Marín para trabajar y llegar con rapidez al banco marisquero de Os Praceres. Numerosos vecinos de Marín, Estribela y su entorno inmediato la utilizan para pasear. Y un número indeterminado de personas parece que lo han convertido en un lugar propicio para dejar, ni más ni menos, que excrementos, que se sospecha que quizás sean humanos y también de sus mascotas. Es una situación insólita, pero que viene de lejos y que ya ha acabado con la paciencia de las mariscadoras. Están dispuestas a tomar medidas drásticas.

La pasarela no es un baño público, ni un urinario, ni nada que se le parezca. Este es el mensaje que quisieron transmitir, con contundencia, desde la cofradía de pescadores. La patrona mayor de Lourizán, María del Carmen Vázquez, explicó que lo que les faltaba a las mariscadoras era tener que andar sorteando excrementos a lo largo de la pasarela cuando bajan a la playa cargadas con sus sachos y arrastrando los carritos y cestos donde cada una guarda las almejas que recoge en la arena.

Origen humano

Y lo que es peor. Vázquez sostiene que algunas personas que transitan por esta estructura de madera, no tienen ningún inconveniente en hacer de vientre en la madera, o los peldaños de piedra de los accesos directos al arenal. El último ejemplo fue ayer por la mañana. Ella tiene claro que la deposición encontrada, tapada por hojas de helecho, es humana. «Ningún perro deja sus excrementos ocultos bajo un montón de hojas de helecho», ironiza la patrona mayor.

Así que ayer, la patrona mayor compaginó sus funciones de supervisión de la jornada de trabajo con una inusual tarea de, digámoslo suavemente, policía de aviso de excrementos. «¡Cuidado! No pises por ahí», se la escuchaba advertir a las mariscadoras que iban bajando las escaleras. «¿Que é iso?», decía alguna que otra con cara de incredulidad.

La pasarela es larga. No hay ningún baño público cerca, ni tampoco tiene por qué haberlo. Es una estructura diseñada para el trabajo de las gentes del mar, para que no tengan que depender tanto de la marea para poder acceder o recogerse en los tramos del banco de Os Praceres. Nunca se pensó que se convertiría en un lugar de paseo tan popular como lo viene siendo desde hace años. Sin embargo, tampoco se le pasa por la cabeza, a la mayoría de las personas, que alguien lo transforme en un urinario. Si se tienen retortijones, mejor quedarse en casa, porque a nadie se le ocurre dejar sus excrementos en medio de la alameda o un parque. Las mariscadoras insisten. Piden civismo e higiene. O al menos, que puedan trabajar sin tener que eludir «torpedos» en la línea de flotación.