La Brilat se instruye frente amenazas biológicas

Alfredo López Penide
L. Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

EJÉRCITO DE TIERRA

Un militar de la brigada auxilió en pleno centro a un viandante que sufrió un ataque epiléptico

10 abr 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

El reciente intento de asesinato del exespía Sergei Skripal y de su hija en suelo inglés puso de manifiesto, entre otras cuestiones, que el uso de armas químicas no es algo limitado a las novelas o películas de ficción. Pero, de igual modo que se empleó un agente tóxico químico, también existe en la actualidad la posibilidad de que se produzcan atentados con armas biológicas y, en menor medida, con capacidad nuclear.

Es una realidad a la que no son ajenos los militares españoles que se despliegan en misiones en el extranjero. Dentro de unos meses, la Brilat tiene previsto simultanear dos despliegues en El Líbano y Malí en lo que tendrá que hacer frente a una amenaza, en muchas ocasiones, invisible.

Con el horizonte de estas dos misiones, en los últimos días integrantes del batallón del cuartel general de la brigada pontevedresa participaron en una serie de jornadas de actualización en ambiente NBQ, siglas que aluden a los términos nuclear, biológico y químico. De este modo, llevaron a cabo una serie de ejercicios en los que pusieron al día los protocolos antidescontaminación, pero también se incidió en las medidas que se deben adoptar en el caso de que se sospecha de la existencia de una foco contaminante, así como se adiestró a los soldados en el manejo de detectores.

En este sentido, uno de los medidores más conocidos es el contador Geiger, un aparato electrónico que permite medir la radiactividad de un objeto o un espacio en concreto para determinar si los niveles que se alcanzan pueden incidir negativamente en la salud de las personas.

Auxilio humanitario

Por otro lado, un militar de la Brilat, el cabo primero Bedate, destinado en la compañía de apoyo del batallón de zapadores tuvo ocasión de demostrar su formación en primeros auxilios a la hora de auxiliar a un viandante que sufrió una crisis epiléptica en plena calle.

Según precisaron desde el Ejército de Tierra, este militar se encontraba en un local próximo a una céntrica plaza de Pontevedra cuando observó a un hombre que estaba siendo víctima de un ataque. De este modo, «sin dudarlo, acudió en su ayuda y lo colocó en posición de seguridad para evitar que su propia lengua le cerrase las vías respiratorias», reseñaron al respecto.

Paralelamente, se puso en contactó telefónico con los servicios de emergencia para, de este modo, proporcionarle aquellos datos que le fueron requiriendo relativos a los síntomas que presentaba la víctima. En esta situación, permaneció atendiendo al viandante hasta que el personal del 061 se hizo cargo del mismo trasladándole a Montecelo, donde «terminó de recuperarse».

Desde el Ejército destacaron que la formación de primeros auxilios que recibe todo el personal militar dentro de su instrucción fue crucial en este caso, al tiempo que «demuestra la utilidad de sus conocimientos también fuera de su ámbito profesional».