Una polémica política y social que va creciendo día a día

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

emilio moldes

El malestar vecinal con los composteros y el giro del PP, que ya no oculta su rechazo, llevan al gobierno local a enrocarse más

05 abr 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

Ya hay quien quiere ver en la situación que se vive en torno al despliegue de composteros comunitarios en el casco urbano una equivalencia con el año 2007, cuando diferentes focos de oposición vecinal a las obras de peatonalización y de transformación urbana estuvieron a punto de costarle el gobierno al BNG, que pasó de diez a siete concejales. Aquello ya se sabe cómo acabó: el modelo urbano ha calado, hoy ya apenas se discute y los nacionalistas han ido incrementando sus apoyos en la ciudad elección tras elección.

Los composteros comunitarios han generado un nuevo foco de oposición. Social para unos, estrictamente política para otros. La crisis comenzó en Monte Porreiro, cuando tras la primera experiencia piloto con cuatro centros de compostaje se intentó formalizar el despliegue en todo el barrio, donde se proyectaban una veintena de composteros comunitarios más. Un sector de los vecinos se levantó, y la asociación del barrio, que apoyaba al gobierno local, pidió que se paralizase el programa.

El Concello desvió su mirada a Eduardo Pondal, y allí instaló hace unas semanas el primer compostero comunitario en el centro urbano. Con opiniones encontradas. Para el gobierno local, es un éxito que desbordó las previsiones, pero ya se han registrado en el Concello más de trescientas firmas rechazando la instalación.

Lejos de arredrarse, el gobierno mantiene su hoja de ruta y trabaja en el montaje de tres composteros más en la zona, uno de ellos al lado de aquel que provocó el malestar vecinal. Y el estallido de oposición va a más. Ahora con tintes incluso de revuelta social, ya que los vecinos paralizaron ayer y antes de ayer las obras, e incluso tuvo que intervenir la Policía Local.

El BNG acusa al PP de estar detrás del rechazo vecinal, de la recogida de firmas, de las movilizaciones e incluso de la presencia de un equipo de la televisión pública gallega en los últimos días para recoger el malestar social. El PP y los vecinos niegan esa vinculación.

Pero el principal partido de la oposición ya no oculta su rechazo al plan municipal. «Estamos a favor del compostaje individual -dijo el martes su portavoz, Jacobo Moreira-. El compostaje comunitario no funciona ni va a funcionar». Estas declaraciones han dado alas a los concejales del gobierno, cuya teniente de alcalde, Carme da Silva, vio ayer los mismos argumentos en el PP que en los vecinos: «Falan de roedores, insectos, cheiros e de que falta autorización de Medio Ambiente. Todos eles, falsos».

Ella misma anunció que lejos de paralizarse la hoja de ruta en el centro, el despliegue va a continuar. El Bloque tiene la confianza de que, igual que en el 2007, el modelo de tratamiento de residuos acabe calando. Lo dijo el lunes el portavoz municipal, Raimundo González: «Cando os cidadáns de boa fe que agora se opoñen vexan o funcionamento dos composteiros comprobarán que non causan molestias».