Los restos romanos de Marín siguen evitando a los arqueólogos

Marcos Gago Otero
marcos gago MARÍN / LA VOZ

PONTEVEDRA

MARCOS GAGO

Los controles técnicos hechos durante las últimas renovaciones de calles han sacado a la luz un camino viejo, pero nada del Imperio

16 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La búsqueda de un presunto yacimiento romano en el casco urbano de Marín es como deshojar una margarita. A veces parece que sí y otras veces parece que no. La única certeza es precisamente la incertidumbre. Una y otra vez se han abierto zanjas en zonas próximas al mar o en el casco antiguo de la villa. Y una y otra vez las expectativas se han visto defraudadas. Por ahora, la búsqueda continúa y todas las expectativas están abiertas, incluso la de que no se encuentre sencillamente porque nunca existió.

El arqueólogo Juan Carlos Castro supervisó las últimas obras realizadas por el Concello en calles susceptibles de ocultar restos antiguos. Era muy difícil que apareciese algo en Concepción Arenal, donde se llevó a cabo la reposición de servicios en el tramo que confluye con Jaime Janer y con Ezequiel Massoni. Sin embargo, aunque este suelo ha sido tocado una y otra vez, Castro tenía cierta esperanza de encontrar algún fragmento siquiera de cerámica, aunque el sustrato estuviese removido por décadas de obras en el siglo XX. «No salió nada antiguo, todo estaba muy alterado y era o del siglo XX o algo del XIX, no apareció ni un fragmento de cerámica romana y eso es muy significativo».

Castro explica que en estos últimos años se han hecho varias actuaciones en calles y parcelas en la villa sin que se hallan documentado indicios que delaten un yacimiento romano, en contra de lo que los arqueólogos piensan desde siempre. En su opinión, esto podría indicar que si existen estos restos romanos, sus dimensiones serían pequeñas.

Otra opción es que se hayan destruido en los desmontes en fincas urbanizadas desde la segunda mitad del siglo XX, o que se ubiquen en otras que no han sido ni desmontadas para hacer cimientos modernos, ni excavadas.

Castro entregó esta semana las conclusiones del control arqueológico en Ponte Zapal. La tradición popular siempre ha ligado al antiguo puente de piedra, que se demolió a mediados del siglo XX con los romanos. Cuando los especialistas empezaron a levantar el sustrato del camino de Ponte Zapal, se encontraron, a un nivel de un metro y medio o dos por debajo del actual suelo, con un enlosado «en buenas condiciones». Este empedrado se salvó porque fue tapado literalmente cuando se hizo el siguiente puente de hormigón. No obstante y aunque también se hicieron catas por debajo de las losas de piedra, por si acaso se encontraban más restos, las expectativas se quedaron en eso. «No apareció nada de material antiguo, todo parece indicar que la construcción es moderna, o incluso quizás anterior, pero no apareció nada». Cabe la posibilidad de que el enlosado preservado sea una modificación de otro anterior, pero no hay pruebas concluyentes.

Mientras el casco urbano sigue sin dar resultados, en algunas familias de A Banda do Río pervive la leyenda del pueblo hundido en Portocelo. Allí sí que se hallaron restos romanos, que se arrasaron al hacer el vial de playas.