La pasión de Irlanda se juega en Pontevedra

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CEDIDA

La ciudad tiene un equipo femenino de gaélico, una disciplina a caballo entre fútbol y rugbi

18 dic 2017 . Actualizado a las 11:38 h.

Hace cinco años que un grupo de deportistas se sintieron atraídos por un deporte que en Irlanda mueve masas, pero que en España todavía era un tanto desconocido. Estaba empezando a oírse hablar de él. Decidieron arriesgarse y ver qué se podía hacer en Pontevedra, querían convertirla en una especie de fortín del fútbol gaélico. Hoy, un lustro después, hay un equipo femenino en la ciudad compitiendo en la liga gallega, un grupo de luchadoras que quieren que este deporte vaya sumando aficionados y sobre todo, jugadoras.

El Pontevedra FG se ha hecho un hueco en la liga autonómica junto al Mecas, de O Salnés, e Irmandinhas y Braitheachas, de A Estrada. Entre las competidoras de este campeonato y los clubes masculinos de Galicia han logrado que esta disciplina sea reconocida por la Federación Galega de Fútbol y por la Gaelic Athletic Association, de Irlanda. Así que tres veces a la semana, una grupo de chicas de entre 19 y 30 años hacen un hueco en sus agendas profesionales para darlo todo por el gaélico en Pontevedra. Y lo hacen además, en A Xunqueira al final del día. Sus entrenamientos concluyen casi con la madrugada. Puro sacrificio por la pasión. Solo ocho equipos forman la competición (cuatro en la provincia, tres en A Coruña y uno, en Ourense). Ellas sueñan con acercarse al Fillas de Breogán, el mejor club autonómico, que entrena en la ciudad herculina. Van poco a poco. El Pontevedra FG por el momento lo forman una docena de jugadoras, pero desde la directiva del equipo animan a la gente a que las acompañe y poder hacer de su ilusión un gran club.

Esta disciplina tan desconocida para la inmensa mayoría de la población poco tiene que ver con el rugbi y poco tiene que ver con el fútbol, se gesta a medio camino entre ambos. Podría decirse que es una mezcla con distintas forma de puntuación y donde la comunicación juega un papel casi tan importante como el físico. La secretaria y jugadora del equipo pontevedrés, Ruth Otero, asegura que es una deporte de contacto. Las reglas no son las mismas para hombres que para mujeres, ni siquiera son el mismo número de jugadores sobre el terreno. Ellas juegan en un campo de fútbol siete durante 50 minutos (25 cada parte) y mueven el balón con la mano, pero el gol tiene que ser con el pie. Cada tanto suma tres puntos al marcador. «Es muy físico y la comunicación es clave para poder ganar», señala Ruth Otero.

Cuando se metieron en la aventura del gaélico, visionaron muchos vídeos de la competición irlandesa, donde esta modalidad es muy popular y está muy extendida. Tiene más seguidores que el rugbi o el hurling en su país de origen.

Una selección gallega

En España está empezando a meterse, pero por el momento solo la federación gallega la reconoce como liga, en el resto de comunidades, aunque las jugadoras están federadas no existe una competición oficial reconocida por la Gaelic Athletic Association. Tanto es así que cuando tienen que jugar un partido internacional, va una selección gallega. «Jugamos hace poco contra Francia, nos clasificamos para la prueba europea», comenta Otero, que en estos años ha recibido en Pontevedra la visita de varias jugadoras irlandesas para conocer más de cerca cómo se practica la disciplina aquí y ayudarlas a pulir los errores. «Allí hay equipos desde los tres años, nosotras solo somos uno, pero notamos que cada vez hay más interés por este deporte en España», indica la secretaria del club, que además explica que pagan una especie de tasa a Irlanda para que este país compruebe y dé legalidad a su competición. A nivel nacional compiten una vez al año en el Torneo Ibérico. Es el momento en el que salen de Galicia y miden su nivel con el resto de España. Ahí es donde comprueban que son buenas, que las gallegas son las mejores aupadas hasta lo más alto por la práctica. «En Madrid empieza a haber más equipos, pero jugamos contra las chicas de Málaga, que no tienen rivales y solo pueden jugar cuando llega esa prueba nacional». En Galicia, sin embargo, son ocho equipos femeninos en competición. Ellas apenas hablan de rivalidad, sino de compañerismo.

Saben que hacerse grandes implica un esfuerzo personal y económico. Por su parte no quedará, y las subvenciones de ayuntamientos y diputación ayudan a cubrir sus necesidades, pero animan a los patrocinadores a que se fijen en ellas para poder crecer.