Misterio resuelto: la melodía de San Francisco es un antiguo hilo musical del que nadie se acordaba

Cris Barral

Fumata blanca. Resuelto está ya el misterio de la música clásica que suena cada noche en los jardines de San Francisco y que llama la atención de numerosos viandantes y vecinos del entorno. Nadie sabía por qué sonaba la melodía y quién había tomado la iniciativa de ponerla. El Concello, preguntado en distintas ocasiones, creía que no tenía nada que ver con el asunto. Y los frailes, que viven pegados, tampoco. Incluso el superior del convento, no sin retranca, afirmó que quizás se tratase de un ritmo celestial, ya que nadie parecía estar tras él. Pero al final, se cumplió la navaja de Ockahm, y como señala el principio atribuido al filosofo inglés, «la explicación más sencilla es la más probable». No hay sorpresa. Se trata de un hilo musical que fue puesto en su día por el Ayuntamiento, pero del que ya nadie parecía acordarse en la Administración local. Pero que ahí sigue.

Todo se remonta a cuando se cambió la iluminación del entorno de San Francisco. Entonces también se pusieron unos pequeños pivotes que, en realidad, son unos altavoces. A partir de ahí debió de inaugurarse el jardín musical pontevedrés, que durante años pasó sin pena ni gloria. En el Concello creen que quizás la melodía pasase antes desapercibida -hosteleros y vecinos insisten en que la oyen, como mucho, desde hace un par de años- porque los setos que rodeaban el jardín hacían que no se escuchase demasiado lejos. Pero que, una vez cortados y con la instalación del banco que bordea los jardines los peatones debieron percatarse de la música. Por cierto, el Concello cree que en su día lo que puso fue la composición Música acuática de Händel.

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