El Marisco corona la temporada turística

PONTEVEDRA

El certamen grovense confirma un año más una extraordinaria capacidad de convocatoria que llenó los hoteles y otros alojamientos del entorno

21 oct 2017 . Actualizado a las 20:41 h.

Como bien dijo recientemente en La Voz de Galicia Francisco Gónzalez, presidente del Clúster de Turismo, «si no existiera la Festa do Marisco, habría que inventarla». Es una excelente manera de resumir lo que supone la fiesta gastronómica que convoca el concello meco y que alcanza en este año su quincuagésimo quinta edición. Resulta indudable que 55 años consecutivos celebrando este evento acreditan solidez y solvencia, al tiempo que una capacidad de generar un efecto económico transversal que va más allá de los límites del concello meco y se expande por gran parte de la provincia. En suma, el Marisco se ha convertido en el último gran evento de la temporada turística, prácticamente el que corona cada año el ejercicio para el sector hotelero del entorno. Gracias a la Festa do Marisco «se puede afirmar que la temporada turística en las Rías Baixas se extiende desde la Semana Santa hasta el puente del Pilar», como aseveraba el presidente del clúster empresarial del sector.

«Seísmo turístico»

Las cifras finales de visitantes y raciones que hoy se difundirán una vez concluya el certamen grovense, certificarán otro récord que superará registros de años anteriores, según la tendencia que ya veníamos conociendo en días precedentes. Además hay otros indicadores muy significativos como el abarrote de vehículos y autocares que colman a diario el espacio disponible en la zona portuaria. Se han habilitado aparcamientos provisionales en colegios y fincas que, además, suponen financiación extra para colectivos locales como, por ejemplo, la asociación de deportistas mecos. Y otro dato espectacular es el del número de barcos, hasta 20, que zarpan a diario desde los muelles del peirao grovense para la singladura turística que tanto apasiona a miles de visitantes, especialmente de las regiones del interior de España. La excursión a las bateas y a ver el fondo del mar que realizan estos cruceros de recreo, con degustación a bordo de moluscos y vino, entusiasma a los visitantes en la misma proporción que se multiplica la facturación de las navieras durante la Festa do Marisco.

«Vivimos un seísmo turístico», admitía Emma Torres, en nombre del concello meco, cuando nos comentaba que «están a rebosar» al hablar de la ocupación de los hoteles de O Grove durante los diez días que dura la fiesta gastronómica. La concejala de Turismo reivindica que la Festa do Marisco «es más que acudir a comer al recinto» y ponía en valor el esfuerzo que ha realizado su departamento para ofertar ocio entre franjas más amplias de público. En especial han funcionado muy bien los conciertos musicales. Con ese gancho, un público más joven acudió y también ha conocido la Festa do Marisco. Es un inteligente modo de hacer cantera.

Complementariedad

El Marisco es la fiesta gastronómica más trascendente de las Rías Baixas y probablemente de toda Galicia, tanto por la duración del evento como por la influencia que irradia durante casi dos semanas. Enfatiza dos valores que pueda proponer cualquier planificación a medio/largo plazo para garantizar la calidad turística: desestacionalización y complementariedad. Tanto el Plan Estratéxico de Turismo de Galicia que prepara la Xunta como el específico para las Rías Baixas que elabora la Diputación de Pontevedra, apuntan a esas dos dianas.

El Marisco demuestra en años como este que ese es el camino. Mediante una oferta gastronómica atrayente y cuidada, con una excelente relación calidad-precio que moviliza a miles de visitantes hasta O Grove. Un contingente humano que rebosa la capacidad de hospedaje del concello meco y es necesario alojar a lo largo de la costa, garantizando un cupo de negocio para el sector hotelero con medias de ocupación que superan el 90 % en establecimientos de Sanxenxo, Poio, Pontevedra, Vilagarcía, Cambados y hasta en Vigo. Aunque la climatología ha ayudado excepcionalmente, el factor gastronómico es tan potente que las cifras de visitantes y ventas habrían sido similares con peor tiempo, como ya ocurrió en el 2016.

«Ejército» de turistas

Y por otra parte, todo ese ejército de turistas desarrolla durante sus estancias excursiones que generan un efecto económico multiplicador. Aquí en la ciudad de Pontevedra, en estas dos últimas semanas han sido una legión los autocares que aparcaban en las calles Alameda y San Roque para traer y llevar a excursionistas que se desparramaban por nuestras calles y plazas. Solo plantarse ante las Ruinas de Santo Domingo era un ejercicio de observación sociológica.

Esa es la complementariedad que hoy en día empieza a imprimir carácter al turismo en las Rías Baixas. Los que saben de este negocio, lo tiene muy claro: los visitantes deben acudir atraídos por ofertas polifacéticas que además de sol y playa -cuando toque- propongan actividades experienciales como navegar en un barco hasta las bateas o a las islas Cíes, visitar el Museo Provincial y la ciudad de Pontevedra, acudir a Santiago a ver la Catedral o pasar una tarde en cualquiera de los establecimientos termales que ofertamos en la provincia. Ese es el camino para amarrar un turismo de calidad, sostenible, afable y, por supuesto, rentable.