El kilómetro más feliz de Saleta

Carmen García de Burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

RAMON LEIRO

La pontevedresa se convirtió ayer en Maastricht en la primera gallega en ganar una carrera internacional de estas características. Y dio espectáculo

07 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Fueron parte de los 39 kilómetros más duros de su vida, y también uno de los más felices. Sin saber bien si iba a ser capaz de terminar la carrera ni con cuánta ventaja lo conseguiría, Saleta Castro se convirtió ayer en la tercera española y la primera atleta gallega en ganar un ironman internacional al ser la primera en cruzar la meta en Maastricht. Y con una ventaja que no hizo más que crecer desde el primer minuto, alcanzó los once minutos respecto a la segunda, Brooke Brown, y se proclamó vencedora con 9:37:17.

Se impuso la joven pontevedresa a sus otras seis rivales nada más coger la bici. Compensaba así el duro invierno que acaba de dedicar a esta disciplina, que ha pasado en apenas unos meses de ser su punto débil al que le ha dado el empujón inicial que le permitió firmar una carrera extraordinaria. Incluso a ella, a pesar de unos números incuestionables, le costaba asimilar su nueva posición dentro del deporte nacional, tal como le confesó a La Voz: «Sabía que era posible ganar, pero que iba estar difícil porque, aunque éramos pocas chicas, hay que hacer un Ironman: todas las cosas tiene que salir bien, y las otras dos rivales a las que me enfrentaba, teniendo yo un mal día, sabía que podían estar muy cerca. Lo que no esperaba era estar ya en cabeza desde la bicicleta, porque hay una chica que anda más que yo en bici, y esperaba bajarme en segunda o tercera posición y hacer una buena maratón y luchar por ganar. Pero, claro, me llevé la sorpresa de que fui toda la bici sola, primera, y tuve que controlar el ritmo porque ya dependía de mi maratón solo para ganar», confesaba.

Y si su actuación regaló a los aficionados al deporte un espectáculo digno de recordar, en su retina acaba de quedar grabado entre una de las más duras y también de las más mágicas de su trayectoria profesional. «Fue una carrera increíble. Lo estoy asimilando todavía ahora, porque fue muy sufrida. Los últimos diez kilómetros lo pasé muy mal, tuve muchos calambres y siempre tienes las dudas de si llegaré o no llegaré».

Ni siquiera la creciente ventaja que sacaba a sus rivales más directas le servía para dejarse invadir por un momento de certeza: «No tenía muchas referencias; una gente me decía unos tiempos, otra otros, y al final iba un poco a ciegas. Decía: La verdad es que no sé cuánto tiempo tengo de margen. Si me pasa cualquier cosa, porque esto no deja de ser un Ironman y hasta que cruzas la línea de meta no se termina... Así que hasta el kilómetro 39 fui en tensión pensando que a lo mejor no llegaba por los calambres que tenía porque estaba perdiendo bastante tiempo. Pero al final sí que llevaba margen y pude disfrutar mucho el último kilómetro. Y otro sueño más cumplido».

Las reacciones de los más cercanos la joven atleta y referentes del mundo del deporte no se hicieron esperar. El propio José Rioseco, entrenador de Gómez Noya y Pablo Dapena, entre otros, señaló que «saleta está en el mejor momento de su vida. Muy profesional... Es excelente en bici, y para Ironman es decisiva esa parte. Ha corrido muy bien».