El Rías Baixas, pasión por la sincronizada

aNtía Davila Pérez VIGO / LA VOZ

PONTEVEDRA

XOAN CARLOS GIL

Antía García, entrenadora del Club Rías Baixas de natación sincronizada, vio nacer al club y creció nadando en él, hoy es una de las adiestradoras más jóvenes del plantel

10 ago 2017 . Actualizado a las 11:10 h.

Con tan solo siete años de vida, el club de natación sincronizada Rías Baixas es un habitual de los podios en las competiciones autonómicas. «En marzo de 2008 se publicó un artículo que anunciaba unas clases de natación sincronizada en el Instituto Municipal dos Deportes de Vigo, tuvo bastante éxito, así que en septiembre se empezó en serio, comenzamos a entrenar más y dos años después decidimos organizar un club», dice su entrenadora Antía García.

Fueron los padres de las nadadoras quienes iniciaron el proyecto: «Hablaron con asociaciones deportivas, lo organizaron todo y lo bautizaron». Así cuenta el comienzo de esta historia Antía, una de aquellas niñas que vivió el nacimiento del Rías. Hoy en día ella es una de las técnicas del club: «Cuando empezó teníamos tres entrenadoras, pero el cuadro técnico ha ido variando a lo largo de los años. Ahora tenemos seis, y casi todas hemos sido nadadoras en el Rías Baixas antes», explica la preparadora.

A pesar de su juventud, pues García apenas es mayor de edad, la experiencia que le da toda una infancia y adolescencia practicando este deporte le ha otorgado cualidades más que suficientes para preparar a las jóvenes del club: «Empecé porque una entrenadora que tenía hace unos años me pidió ayuda para llevar un grupo de niñas. Le gustó mucho cómo las trataba y decidió enseñarme a entrenar». Cuando se lo propusieron, García pensaba que no sería lo suyo: «Al principio me pareció un poco complicado, pero luego vi que las niñas me ayudaban bastante, y al haber estado en su lugar, sabes cómo quieren que las trates», añade la joven técnica. «Poco a poco fui aprendiendo y hace tres años empecé a tener responsabilidad como entrenadora».

No obstante, Antía no ha dejado de lado su propia carrera deportiva. La nadadora ha acudido este año a su primer campeonato nacional: «Me propusieron ir y pensé: ‘¡Qué puedo perder!’. Mi objetivo, más que ganar, era vivir esa experiencia» afirma, y parece que le gustó: «Me lo esperaba más duro, y aunque lo fue, también lo disfruté muchísimo. Me gusta competir porque puedo compararme con las de más y ver cómo mejorar», asegura. Aunque resalta que «lo que me apasiona es entrenar, si dejara de competir no me pasaría nada, pero necesitaría continuar en el agua».

Hoy en día, el Rías Baixas cuenta con 35 alumnas, y Antía entrena a 17 de ellas. «Llevo un grupo de diez niñas de base II y III con otra entrenadora, y uno de base I sola», relata la nadadora. «Las preparamos para campeonatos autonómicos», dice, y reconoce: «Me pongo más nerviosa cuando compiten mis niñas que cuando compito yo, porque ahí se ve reflejado mi trabajo, y si fallan siento impotencia porque no sé qué hacer. Si estoy yo en el agua y fallo es mi problema, solo me afecta a mí», explica.

Una evolución «bestial»

Hace ya diez años que García se sumergió en el mundo de la sincronizada de la mano del Rías Baixas. Durante ese tiempo ha visto crecer la disciplina, y la disciplina la ha visto crecer a ella: «La sincronizada ha evolucionado de una forma bestial. Cuando yo empecé, sobre el 2008, se reanudó la práctica de natación sincronizada en toda Galicia. Al principio no sabíamos muy bien cómo iniciarnos, estábamos todas un poco

verdes

. La mayoría de las nadadoras que comenzamos en esa época hemos pasado a ser las entrenadoras, y vemos como las niñas evolucionan con nosotras, que aprenden de nuestros errores».

Esa falta de experiencia en los inicios de la sincronizada, se suplía con la exigencia: «Las técnicas nos dejaban claro que es colectivo y si no entrenas, no puedes competir», admite García, que afirma que «la sincronizada es, tradicionalmente, un deporte de equipo. Si fallas, fallan a todas. Por eso lo más importante es tomártelo muy en serio».