Al Cisne se le escapa la victoria en Córdoba en los últimos minutos de partido

MANU OTERO

PONTEVEDRA

Los blancosfueron por delante durante todo el partido pero acabaron cediendo

18 sep 2016 . Actualizado a las 05:05 h.

Hundido acabó el Cisne el partido que disputó ayer ante el recién ascendido Córdoba que obró una remontada épica después de ir por detrás en el marcador durante todo el partido. La presión de la grada y el acierto en los minutos finales del conjunto andaluz echó por tierra todo el trabajo realizado por los pontevedreses en los 55 minutos anteriores. En ese tiempo, solo hubo un equipo sobre la cancha. El Cisne, más acertado en defensa y ataque que sus rivales abrió muy pronto una escueta ventaja en el marcador que prolongó durante la mayor parte del duelo. Solo una igualada momentánea mediada la segunda mitad fue lo más cerca que estuvo el cuadro andaluz del triunfo final.

Hasta que llegaron los últimos cinco minutos de partido. Ahí comenzó un partido nuevo, un partido en el que pesaron más los nervios que la calidad y el estilo de juego. Y ahí el Cisne fue inferior. Un largo viaje de 800 kilómetros por carretera, añadidos a la fatiga por el esfuerzo realizado durante todo el encuentro, pudo pesar a los de Jabato que veían como se ventaja se esfumaba minuto a minuto.

En ese tramo final del partido, al que llegaron con un tanto de ventaja, los blancos solo fueron capaces anotar un gol. Mientras que el Córdoba dio la vuelta al luminoso en un alarde de fuerza, fe y una pequeña dosis de fortuna. Apoyados en la veteranía de sus hombres y en los ánimos de un pabellón volcado e ilusionado por celebrar la primera victoria del equipo en la división de plata del balonmano nacional, los andaluces se crecieron con los errores en ataque de los visitantes y fueron capaces de encontrar las grietas de la defensa cisneísta para anotar tres goles en cinco minutos que dejan a gallegos y andaluces empatados a puntos después de dos jornadas disputadas.

La próxima semana, el Cisne recibe en el CGTD al Alarcos de Ciudad Real. Y sus vecinos azules viajan a Carabanchel para medirse al BMC.