El terreno de «pan para o ano»
Aunque el primer enemigo del comunero es la proliferación de vertederos, otros peligros acechan. De un tiempo a esta parte, la presencia de motocicletas y quads se ha multiplicado. Sería conveniente, reconoce Julián, que sus aficionados se tomasen las cosas con calma y, sobre todo, hablasen con los comuneros antes de echarse al monte. «Non nos avisan e teñen o vicio de vir os días de choiva e andar polas rodaduras, así que acaban esnaquizando as pistas». Un fenómeno a estudiar es el de las antiguas fincas de «pan para o ano», franjas de terreno forestal cuya explotación destinaban bajo el franquismo concellos y diputación a personas con escasos recursos, para que por lo menos tuviesen algo con lo que ir tirando. En ocasiones, sus herederos mantienen su uso, no siempre para bien. Algunos se han montado auténticos chiringuitos, casi furanchos, a los que la basura no es ajena.
«Nós estamos sempre pendentes, pero non temos poder para frear os que botan lixo e escombro no monte; mesmo nos ameazan e causan destrozos»