El fiscal advierte de que podría acusar de asesinato por las trampas a ciclistas

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

La Guardia Civil ha asumido, junto con la Policía Autonómica, la investigación de estas trampas.
La Guardia Civil ha asumido, junto con la Policía Autonómica, la investigación de estas trampas. M. Torres< / span>

Aladro anuncia que actuará con el máximo rigor para frenar estos comportamientos

25 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El máximo rigor del Código Penal. Esta es la filosofía con la que la Fiscalía de Pontevedra ha encarado la cada vez más habitual presencia de trampas en montes de la comarca, unas conductas que, según el representante del ministerio público provincial, Juan Carlos Aladro, merecen no solo el mayor de los reproches, sino también el mayor de los castigos por las consecuencias que pueden tener para las víctimas.

Advirtió de que la colocación de estos obstáculos, en determinados casos concretos, podría derivar en imputaciones de delitos vinculados con el homicidio doloso o, incluso, el asesinato, ya fuera en grado de tentativa o consumado según se desprendiese de las pruebas recabadas. La intención es erradicar una práctica que, según pone de manifiesto la memoria de la Fiscalía General del Estado, ha ido extendiéndose paulatinamente en Pontevedra a lo largo del pasado año.

Desde el organismo que dirige Consuelo Madrigal Martínez-Pereda se circunscriben estas actitudes a la seguridad vial. Sin embargo, el fiscal jefe de Pontevedra sostiene que son comportamientos que van más allá de la mera colocación de un obstáculo en un camino o en una senda. Juan Carlos Aladro mantiene que se trata de hechos que tienen una entidad lo suficientemente grave como para que la Fiscalía Provincial haya cursado instrucciones oportunas a los cuerpos y fuerzas de seguridad -primordialmente el Seprona de la Guardia Civil y la Policía Autonómica- y, al mismo tiempo, se realice por parte del ministerio público pontevedrés un seguimiento de la totalidad de las investigaciones.

Lo cierto es que raro es el fin de semana en el que aficionados a las dos ruedas no sacan a la luz la aparición de alguna trampa. En muchos casos, no pasan de ser ramas o árboles cruzados en los caminos que obligan a los ciclistas a detenerse y perder un tiempo precioso liberando la zona del obstáculo. No obstante, cada vez son más los casos en los que se encuentran con ingenios que podrían poner en riesgo la integridad física de los aficionados.

Así, sin ir más lejos, el pasado 10 de octubre, un senderista encontró en el monte Castrove «unha táboa dun metro e medio de largo fixada ao chan con ferros e con cravos de punta cara arriba», denunciaron desde Masa Crítica, colectivo que se muestra convencido de que la intención era «facer o maior dano posible».

Fue la segunda ocasión en un período relativamente corto de tiempo en la que se encontraba una trampa de estas características en un entorno en el que no solo se pueden ver a ciclistas. Y es que esta zona es muy frecuentada por aficionados a otros deportes, caso de la orientación de montaña, y senderistas, así como la riqueza micológica atrae a mucha personas por estas fechas.

En el punto de mira

¿Y los autores? La fiscal general del Estado Consuelo Madrigal lo tiene claro: los «sujetos activos» son «comunidades vecinales de utilización de montes y espacios de uso común o encargados o titulares de aprovechamientos de caza». La misma conclusión a la que llegan muchos de los aficionados al ciclismo de montaña.

Como respuesta a esta situación, el 8 de noviembre se han convocado bajo el lema «Por un monte libre de trampas» concentraciones en las proximidades del campo de golf de Meis y en la plaza de España de la ciudad del Lérez. Se trata, tal y como refiere Enrique Pérez Fernández, de Masa Crítica, de dejar patente la «repulsa a estes feitos e para instar a ter uns montes seguros libres de trampas para todo os usos respectuosos coa natureza».