Roma se oculta en Cuntis

manu otero CUNTIS / LA VOZ

PONTEVEDRA

La villa termal esconde en su subsuelo un entramado de baños, canales, cloacas y tesoros romanos por descubrir

15 ago 2015 . Actualizado a las 05:20 h.

Las aguas termales de Cuntis son un reclamo turístico que atrae a visitantes de todo el mundo. Pero la llegada de turistas no es nueva, hace dos mil años los romanos decidieron asentarse en Cuntis al descubrir la calidad de sus aguas y alrededor de ellas construyeron una auténtica ciudad balnearia cuyo legado llega a nuestros días.

La ascendencia romana de Cuntis queda demostrada en la arquitectura de la ciudad, en el patrimonio romano encontrado en las excavaciones, en la historia de sus balnearios y en el nombre de la ciudad. En época del imperio romano, Cuntis recibía el nombre de Aqua Calida, un apelativo que hace referencia a sus termas.

Esta historia milenaria tuvo la oportunidad de descubrirla ayer un grupo de vecinos y turistas que participaron en una ruta por los restos romanos cuntienses. Heitor Picallo, vecino de Cuntis y experto en historia local, ejerció de guía de esta excursión organizada por el hotel Fonteverde que comenzó en la calle Bernardo Sagasta. Una antigua calzada romana que unía las ciudades de Caldas y Cuntis, dos poblaciones históricas con una gran riqueza termal explotada desde Roma.

Después de repasar la importancia de ambas villas en el imperio romano, en la que Caldas tenía un carácter más administrativo y Cuntis, centrado en sus termas y propiedades balnearias, la comitiva se dirigió al centro urbano a través de A Ponte. Una calle que recibe su nombre por la existencia de un puente romano sobre el río Gallo, que se derrumbó en 1905 y motivó el descubrimiento de numerosas aras, placas y elementos que demuestran el paso de los romanos por la ciudad.

Ya en el centro de la villa, llegó el momento de conocer la verdadera riqueza y una de las instalaciones romanas más significativas de Cuntis: los baños romanos. En el lugar en el que hoy se encuentra la burga del puente romano, frente al hotel La Virgen, descansan bajo un bloque de roca, intactos, una galería de canalizaciones por la que fluía el agua termal con la que los romanos se bañaban y curaban sus males.

«Estos eran santuarios da auga», afirma Picallo al referirse a las dos grandes instalaciones balnearias de las que dispone Cuntis desde antes del siglo I. Estos balnearios eran considerados por los romanos como terapéuticos y sagrados.

Prueba de ello está en otra de las burgas explotada por los romanos, Lume de Deus. Una fuente de la que se nutría gran parte de las termas y balnearios de la villa y que estaba flanqueada por dos altares sagrados en honor de unas ninfas. Esta burga permanece intacta desde el año 37 antes de Cristo, en épocas del emperador Tiberio. En Galicia, solo la burga Lume de Deus y otra en Lugo son las únicas que mantienen sus estructuras originales romanas.

En el subsuelo del entorno de la Iglesia Parroquial, se encuentra un entramado de canalizaciones romanas que distribuían las aguas termales a todas las termas y burgas de la ciudad. También en el subsuelo cuntiense se encuentra una compleja red de cloacas romanas, gran parte de ellas bien conservadas, pendientes de descubrir y estudiar.

Las numerosas excavaciones realizadas en Cuntis en los últimos siglos facilitaron el descubrimiento, en el año 1808, de un tesoro de 500 monedas romanas de gran valor histórico que datan de los siglos I a IV después de Cristo. Otra muestra de la huella romana es la aparición de una placa pétrea romana con la figura tallada de la diosa Minerva.

El investigador Picallo está seguro de que bajo el suelo de Cuntis se esconde un enorme patrimonio romano que, de ser descubierto y puesto en valor, podría ser un gran reclamo turístico.

Bajo el bloque de piedra que sella la Burga da Antiga Ponte Romana se encuentran unos baños romanos del siglo I.

El subsuelo de la Horta do Cura esconde una compleja galería de canales que conducían el agua termal a los balnearios.

Unas excavaciones realizadas en el 2011 acabaron con el descubrimiento de una talla en honor del dios local Setandi Aniegi.