«Marte es un planeta muy similar a la Tierra, apto para soportar vida»

Roi Palmás
roi palmás PONTEVEDRA / LA VOZ

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«El gran reto es poder enviar una misión tripulada en la década de 2030»

12 ene 2015 . Actualizado a las 07:46 h.

Fernando Abilleira tiene raíces y familia en Sanxenxo y la oficina de trabajo en Pasadena (California). Ser ingeniero aeroespacial y brindar su intelecto a la carrera espacial de la NASA es el sueño de muchos niños, pero él, lo ha hecho realidad y habla del espacio con la naturalidad de quien lo conoce del día a día.

-¿Qué relación le une con Galicia?

-Mis abuelos vivieron en Sanxenxo muchos años. Yo crecí en Madrid hasta que me vine a estudiar a Estados Unidos, que era mi sueño desde pequeño, pero pasaba todos los veranos allí, desde junio hasta finales de agosto. Le tengo mucho cariño.

-Sus últimas charlas en Pontevedra han abarrotado auditorios y aulas. ¿Se lo esperaba?

-Me alegro mucho de que la gente joven se interese por el tema de las ciencias y la tecnología. ¿Quién sabe si de ahí saldrá algún investigador?

-¿Cuál es su trabajo exactamente?

-Llevo trabajando para la NASA unos trece años. Los últimos once los he pasado en el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena, que es la meca de la exploración del sistema solar. En el tiempo que llevo aquí he dado soporte a la oficina del programa de exploración de Marte, que siempre ha sido mi pasión y sobre lo que he centrado mi tesis.

-Marte volvía a la primera línea de la actualidad con el Curiosity, ¿cómo lo recuerda?

-Fue todo un éxito. Ocurrió el 6 de agosto del 2012. En esa misión fui el encargado de trayectoria, los estudios preliminares y la fase de implementación y formulación. Y una vez que lo lanzamos, también fui el responsable en trayectoria dentro del equipo de navegación, durante las fases de lanzamiento, crucero, aproximación, aterrizaje y superficie.

-¿Cuánto tiempo estuvo ligado a esa misión?

-Alrededor de seis años. La verdad es que fue una experiencia tremenda.

-¿Considera que el Curiosity supuso una revolución?

-Fue un salto muy importante. Era el primer rover, que tenía el tamaño de un coche teledirigido y pesaba unos diez kilos. En el 2004 utilizamos un modelo con una especie de airbags de 185 kilos cada uno y el Curiosity pesa cinco veces más. Fue un salto.

-¿Y una vez logrado ese hito cuál fue el siguiente reto?

-Luego fui el encargado de hacer el diseño de la misión del rover que vamos a mandar en el 2020. Fueron seis meses. Después, afortunadamente, me dieron un cargo de gran responsabilidad trabajando como el jefe de diseño de misión y navegación del próximo aterrizador marciano, el InSight, en el 2016.

-¿Y qué se siente al frente un puesto de ese rango?

-Me siento un privilegiado por poder aportar mi pequeño granito de arena al apasionante mundo de la exploración espacial. Marte me parece alucinante. Es un lugar del que ahora tenemos confirmación de que no era tan distinto, hace millones de años, a como es la Tierra ahora. Simplemente poder contribuir a explorar un lugar completamente desconocido y recibir imágenes por primera vez de un planeta que el ser humano nunca había visto en el pasado, es tremendo.

-La gran pregunta entonces es ¿cómo tenemos que imaginarnos al planeta rojo?

-Marte hace millones de años era como la Tierra. En la superficie existían lagos, océanos y ríos, mientras que en la actualidad es totalmente inhóspito. Parece un desierto. Lo que ocurre es que sigue guardando muchas sorpresas porque hemos podido confirmar que ahora existen grandes cantidades de agua congelada bajo la superficie, también en los casquetes polares, y a pesar de que ahora es un lugar muerto, en el que no hemos encontrado muestras de vida en superficie, bacterias por ejemplo, hace millones de años no era tan diferente a nuestro planeta. Es algo realmente interesante.

-¿Se puede considerar como un banco de pruebas para nuestro futuro como planeta?

-Sí, algo así. Es importante entender el pasado marciano porque se puede repetir. Averiguar qué le ocurrió a Marte para llegar a convertirse en lo que hoy es, nos puede dar pistas de lo que podemos hacer para evitar un desenlace parecido.

-¿Y la estructura planetaria es tan parecida?

-Sí. Es muy similar. En tamaño es aproximadamente la mitad que el de la Tierra. Está en una zona del sistema solar con temperaturas extremas pero no tanto como Mercurio o los planetas exteriores. Las temperaturas varían de unos 30 grados en el ecuador en verano a unos 130 bajo cero en invierno. Aún así, es un lugar apto para soportar vida en una misión tripulada. Tiene suficientes recursos en la superficie como para extraer oxígeno para los astronautas y cantidades de agua bajo la superficie para beber y hasta para elaborar combustible para una misión de retorno.

-¿Ese es el gran reto?

-Los planes de la NASA pasan, a medio y largo plazo, por mandar esa misión tripulada a Marte. Ahora mismo estamos desarrollando las tecnologías necesarias para poder llevarlo a cabo.

-¿Y existen otros retos en su agenda durante los próximos años?

-Por supuesto. Trabajamos para poder aterrizar vehículos de gran tamaño en la superficie. El Curiosity tenía una carga útil de unos mil kilos, que es el límite actual. En una misión tripulada, los habitáculos pesarían 30 o 40 toneladas métricas. Ese es el desafío. El horizonte y el gran reto es poder enviarla en la década de 2030. Luego también se está trabajando en un gran proyecto de deceleradores supersónicos para poder aterrizar masas de gran tamaño en Marte y dar así el gran paso desde las misiones robóticas a las misiones tripuladas.

-¿Cuántas veces le han preguntado por la vida extraterrestre?

-Muchas. Nosotros lo que estamos buscando durante los últimos años son señales de agua más allá de la Tierra, porque allá donde exista agua y una fuente de energía como el Sol, habrá potencial para la vida. Y Marte es un lugar muy interesante, no solo porque está relativamente cerca y podemos mandar misiones cada dos años y medio. Es que ya hemos confirmado que antes y ahora existe agua y tiene esas condiciones necesarias. El siguiente paso es buscar la vida en sí.

-¿Ese era el objetivo del proyecto Curiosity?

-El objetivo no era el de buscar vida, sino el de evaluar si el interior del Cráter de Gale, que era un lago con un agua muy similar a la de la Tierra, con un ph muy parecido, tuvo las condiciones necesarias para que se hubiera podido desarrollar la vida en algún momento pasado. Además, hemos encontrado minerales que existen en el agua. No hemos encontrado vida en la actualidad, pero sí que se pudo haber dado en el pasado vida microscópica. Eso es tremendo. Encontrarla tendría unas repercusiones inimaginables.

-¿Estamos a las puertas de una revolución?

-Siempre decimos que existen millones de galaxias con millones de estrellas, y en cada una de ellas, varios planetas. Si mirando en el más cercano a nosotros ya encontramos algo, quiere decir que la vida tiene que ser muy común en el universo. Otra cosa es que logremos encontrarla.

-¿Con eso sueña?

-Es la gran ilusión de la NASA. Aquí hay tres grandes objetivos: mejorar la vida en la Tierra aplicando la tecnología a la vida diaria (medicina, comunicaciones o microordenadores); poder extender la vida de este planeta más allá de sus fronteras y mandar una misión tripulada a Marte y la tercera: encontrar vida más allá.

-¿Ese sería el gran éxito con mayúsculas?

-Creo que sí. Encontrar vida fuera de la Tierra es el gran reto pero no solo para la NASA, sino para toda la Humanidad.

«Las temperaturas varían entre los 30 grados del verano y los 130 bajo cero del invierno»

«Poder conocer el pasado marciano nos puede dar pistas sobre nuestro futuro»