«Si grita, crávolle o coitelo, pero si non grita, pode estar tranquila»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

La octogenaria asaltada en Tomeza se recupera en el hospital, mientras en Vilaboa unos emigrantes retornados fueron víctimas de los ladrones

25 nov 2014 . Actualizado a las 08:11 h.

En menos de 36 horas, dos viviendas de las parroquias de Tomeza, en Pontevedra, y Outeiro, en la vecina Vilaboa, fueron escenario este fin de semana de sendos robos. En ambos casos, los propietarios o allegados de los mismos están convencidos de que los ladrones sabían a lo que iban, que no fue fruto del azar.

La hija de Aurelia, la octogenaria que fue atada y amordazada este domingo de madrugada en su casa de Valadiñas, señaló ayer que «a tiñan controlada, supercontrolada». De hecho, los asaltantes no solo aludieron a que podía tener malas relaciones con algún vecino, sino que aportaron datos muy concretos tanto del furancho que regenta como de su hijo cuando la víctima les imploró que se fueran: «Deixademe, filliños. Vos rogo que me deixedes, que estou mal do corazón. Collede o que queirades que pode vir o meu fillo e pode haber unha desgraza». Estas palabras fueron respondidas con un contundente: «Non vai vir, que vive en Poio».

Al cierre de esta edición, la pontevedresa se recuperaba en el hospital Montecelo. Sobre las cuatro de la mañana, un ruido muy fuerte en el fallado de la vivienda la despertó y la hizo incorporarse gritando el nombre de su progenitor.

Instantes después tenía delante de ella un individuo desconocido que portaba una suerte de linterna de espeleología colocada en la frente y que se cubría el rostro con un pasamontañas. «Tranquila, tranquila... A ver, onde ten a prata e máis o ouro, e os cartos, que ten moitos cartos» fueron las primeras palabras que le escuchó a su interlocutor.

Tras insistirle sobre el lugar donde podría guardar el dinero, el asaltante le propinó un fuerte empujón que tumbó a la octogenaria sobre la cama. La víctima intentó echar mano del sistema de teleasistencia, pero el ladrón fue más rápido. «Colleuno e gardouno no peto», señaló ayer la hija de la víctima para, acto seguido, precisar que fue entonces «cando a ataron de pes e mans, e amordazárona» con cinta americana.

La pontevedresa observó cómo, al tiempo que le colocaban un cuchillo con la punta apuntándole al cuello, la amenazaban: «Si grita, crávollo, pero si non grita, pode estar tranquila». Una vez inmovilizada, el asaltante, cuyos otros dos cómplices se cree que permanecieron en el exterior de la casa montando guardia, se tomó su tiempo para revolver todo el interior hasta localizar lo que había estado buscando: «Ochocientos euros do que facía do viño e que estaban nun bote de cristal e catrocentos que gardaba nunhas zapatillas», así como unos pendientes de oro.

La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Comisaría de Pontevedra mantiene abierta una investigación, en el marco de la cual la pontevedresa ya ha prestado declaración. Además, agentes de la brigada científica se han desplazado hasta la casa de Valadiñas para realizar una inspección ocular y tratar de localizar huellas o vestigios biológicos que permitan identificar a los autores de este robo.

Paralelamente, la Guardia Civil trata de localizar a los ladrones que el viernes tarde asaltaron el chalé de una familia de emigrantes retornados de Suiza.

Crónica Dos viviendas desvalijadas en menos de 36 horas