Lantero se interna en su cuarta semana de huelga, la más larga en 64 años de historia

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Aprovechando el fin de semana de Defuntos, el piquete escenificó una procesión mortuoria.
Aprovechando el fin de semana de Defuntos, el piquete escenificó una procesión mortuoria. mónica irago< / span>

Vilagarcía se prepara para la manifestación que el jueves recorrerá el centro de la ciudad

03 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

No están los tiempos para milagros, y mucho menos en el ámbito económico-empresarial. Así que, si un acuerdo de última hora no lo impide, la huelga indefinida que hoy entra en su cuarta semana se convertirá en la más larga de la prolongada historia de Lantero. Desde que el grupo cartonero se estableció en Vilagarcía, en 1950, el paro más duradero se había desarrollado entre mayo y junio del 2005. Fue entonces cuando la plantilla logró que toda una serie de incentivos fuesen incorporados a su salario fijo. Una maratoniana reunión de veinte horas, cerrada a las seis de la mañana, servía para sellar el compromiso después de 23 días con la fábrica, entonces ubicada en la avenida Rosalía de Castro, paralizada. Nueve años después, la movilización en marcha igualará mañana aquella marca, para superarla definitivamente el miércoles, jornada fijada para el inicio de la última sesión de entrevistas bajo la mediación del Consello Galego de Relacións Laborais, en Santiago.

Del resultado de este asalto final dependerá que el plan de viabilidad propuesto por la dirección de la planta -un expediente de regulación de empleo extintivo para doce puestos de trabajo, unido a la posibilidad de externalizar otros veinte empleos, subcontratándolos a través de una segunda empresa, y una reducción del 30 % de la masa salarial- se aplique unilateralmente a partir del viernes, tal y como posibilita la reforma laboral implantada por el Gobierno de Rajoy. O que, por contra, ambas partes coincidan en un punto intermedio desde el que construir una alternativa menos traumática.

Uno de cada cuatro empleos

La reacción no solo de la plantilla, sino también de la sociedad vilagarciana en su conjunto, ha sido contundente ante el anuncio de la empresa. Lantero supone mucho para la capital arousana, tanto en las dimensiones económica y laboral como en lo simbólico. La última de las grandes empresas de siempre, sinónimo de calidad, salarios dignos y buenas condiciones de trabajo. Normal, teniendo en cuenta que la lupa de los descartes se sitúa sobre uno de cada cuatro de los 131 puestos indefinidos que sostiene la planta de O Pousadoiro.

La dirección de Lantero lo justifica por la necesidad de invertir en tecnología e implantar una nueva línea que sustituirá a dos de las ya existentes, amén de toda una serie de necesidades de reorganización y reducciones salariales. De no ser así, afirman sus responsables, la compañía acumulará pérdidas por importe de 8 millones de euros en los tres próximos ejercicios, comprometiendo su posición en el mercado y su propio futuro.

El comité, en cambio, percibe este proceso como la oportunidad que desde hace tiempo esperaba la nueva dirección de la empresa para, aprovechando la controvertida reforma del PP, meter la tijera a los derechos acumulados a lo largo de casi siete décadas e incrementar el margen de unos beneficios que, aseguran los representantes de los trabajadores, sigue cosechando la planta.

El núcleo de los doce

El grupo ha modificado, en estas tres semanas, su propuesta. Mantiene la necesidad de ejecutar doce despidos, que se sitúan en el núcleo del conflicto, pero plantea renunciar a las veinte subcontrataciones a cambio de una mayor flexibilidad horaria y recortes salariales importantes. El comité se ha comprometido a plantear el miércoles una alternativa. Si nada funciona, Lantero dispondrá de siete días para aplicar las medidas originales mientras la huelga, seguro, se recrudece.