Jóvenes de las escuelas deportivas de Poio participaron en una actividad con Os Palleiros
01 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Un grupo de dieciocho niños y jóvenes que practican kick boxing en las escuelas deportivas del Concello de Poio conocieron ayer en primera persona el funcionamiento de la protectora de animales Os Palleiros de Pontevedra. La iniciativa surgió de una inquietud de su monitora, Lucía Soto. «Digamos que soy una amante de los animales y que sigo la labor de Os Palleiros a través de Facebook -explicó ayer-. Vi que hacían salidas con perros, contacté con ellos y se lo propuse a los chicos».
Los chicos tienen entre 8 y 25 años. A las diez de la mañana estaban en el refugio que Os Palleiros tiene en la parroquia de Campañó. Su presidenta, Gloria Cubas, fue la encargada de enseñarles las instalaciones y qué trabajo realizan. A continuación repartió a los perros en función de la edad y la fuerza de los chicos. Divididos en grupos emprendieron camino hasta el canil de A Xunqueira de Alba, un parque específico para perros que está vallado. Allí, mientras los animales corrían sueltos, Gloria Cubas dio una pequeña charla a los jóvenes en la que les explicó el funcionamiento de la protectora y los programas de apadrinamiento y acogida. «Estas actividades que la gente considera extradeportivas son muy necesarias. Lo que buscábamos es unir más al grupo, hacer piña, y, al mismo tiempo, hacer una buena obra concienciando a los chavales sobre el cuidado a los animales y la problemática de los abandonados», señaló Lucía Soto. Algunos ya conocían el trabajo de Os Palleiros porque son alumnos del SEK Atlántico y otros expresaron su interés por apadrinar a un perro.
La monitora de este deporte de contacto de origen japonés, según ella, «todavía muy desconocido», valoró de forma positiva la experiencia. «Hablar de cosas en común y crear piña es muy importante aunque el kick boxing sea un deporte individual. Al final fueron tres horas y media muy aprovechadas y repetiremos con Os Palleiros, seguro», subrayó Lucía Soto.
«Buscábamos hacer piña y concienciar sobre los abandonos de perros», dice Soto