Cinco años de normativa sobre el botellón reducen la conflictividad

maría conde PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

El primer botellón en la explanada amparado por la norma municipal se celebró en agosto del 2008 (en la imagen).
El primer botellón en la explanada amparado por la norma municipal se celebró en agosto del 2008 (en la imagen). mónica ferreirós< / span>

Las peleas bajaron a la mitad y las intoxicaciones disminuyen

07 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Solo han pasado cinco años, pero ya resulta difícil recordar desde el ahora plácido y renovado Campillo de Santa María que hasta entonces, este espacio servía de botellódromo nocturno los fines de semana para centenares de jóvenes. El 11 de julio del 2008 se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia la ordenanza antibotellón del Concello pontevedrés, que desterraba este fenómeno social del centro histórico para trasladarlo al recinto ferial, aunque fue el 22 de agosto, tras las fiestas de la Peregrina, cuando entró en vigor.

La excepcionalidad de las citas festivas, como la semana de la Peregrina o la Feira Franca, se mantiene. Pero si bien la medida impulsada por el entonces concejal de Seguridade Cidadá Guillerme Vázquez no estuvo exenta de críticas, las estadísticas parecen darle la razón al Concello pontevedrés en lo que a la conflictividad nocturna se refiere. De hecho, los episodios de peleas o actos vandálicos se han reducido tanto que ya no forman parte de estadísticas específicas anuales de la Policía Local, según afirman fuentes municipales.

Antes de que entrase en vigor la ordenanza, que prohíbe beber en la calle en cualquier lugar de la ciudad excepto en la zona habilitada en el recinto ferial, los agentes contabilizaron en el año 2007 un total de 101 peleas en las zonas frecuentadas de la movida nocturna. En el año 2011, el último del que se recogieron datos, estas se habían reducido a casi la mitad, 56, y solo tres en el área del botellódromo.

En el caso de los actos vandálicos, las cifras también son afortunadamente muy positivas. De 49 se pasó a 9 registrados, y solo uno de ellos en el recinto ferial. Y en el caso de las intoxicaciones etílicas, el número en ambos años es 13, pero únicamente tres fueron detectadas por la policía en el lugar donde se concentran los jóvenes.

A ello hay que sumar, según las mismas fuentes, que las sanciones por beber en la calle «foron contadas», con menos de cinco expedientes incoados por la Policía administrativa. Las alegaciones que presentaron los implicados fueron admitidas, por lo que no hubo sanción.

La actual responsable de este área, Carmen da Silva, se mostró convencida de que en estos cinco años la ordenanza «logrou o seu obxectivo, mellorar a convivencia nas zonas residenciais». «Amosa -añadió- polo tanto, a súa eficacia en todos os eidos que se buscaba, polo exquisito cumprimento por parte da xente moza, que sempre se amosou colaboradora á hora de poñer unha solución á problemática anterior».

Las citadas fuentes municipales subrayan que en la actualidad «non existen chamadas veciñais con estas queixas» y que en los casos en que los agentes locales han tenido que identificar a alguna persona bebiendo en la calle, «estas sempre acatan a recomendación policial». Además, las sanciones a locales por la venta de alcohol a menores se cuentan con los dedos de la mano. Aunque los buenos resultados de la ordenanza no quitan que el consumo de alcohol a edades cada vez más tempranas siga siendo un hecho, al que ahora quiere poner freno una futura ley estatal.