La variante que libró a Caldas de los atascos cumple cuatro años

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

La travesía urbana ya no se colapsa, salvo excepciones.
La travesía urbana ya no se colapsa, salvo excepciones. ramón leiro< / span>

La circunvalación de la N-550 se abrió al tráfico el 1 de abril del 2009

31 mar 2013 . Actualizado a las 15:05 h.

«En el pueblo el tráfico sigue siendo mucho, sobre todo en hora punta, pero ya casi no se ve tráfico pesado. ¿Si afectó a los negocios? A alguno igual le perjudicó, pero no se le puede echar la culpa de eso a la variante. La crisis afecta mucho más que la carretera, no hay duda». La reflexión es de Manuel Camiño, propietario de la pastelería Marán, de Caldas.

El sentir mayoritario entre comerciantes y empresarios de la localidad es que la variante este, que mañana cumple cuatro años en servicio, fue y es una infraestructura positiva para el municipio y sus diez mil habitantes. La circunvalación de la N-550, que evita que el tráfico pesado y de paso que se dirige a Santiago tenga que cruzar la travesía urbana, tardó en construirse seis años. Sus poco más de seis kilómetros libraron a la villa, según datos oficiales del Ministerio de Fomento, de más de diez mil vehículos diarios.

Algunos vecinos recuerdan que Caldas era conocida en Galicia por dos cosas, los atascos y las inundaciones. Otros añaden un tercer elemento, el Festival Cultura Quente. El embalse del Umia no acabó con las riadas, aunque las minimizó. La variante sí supuso un antes y un después en las retenciones. «Eran unos atascos monumentales y no se daba llegado. La opinión del sector es, en general, favorable porque la variante sacó los camiones y mucho tráfico de paso», comenta el gerente de la asociación Caldas Centro Comercial Aberto (CCA), Rafael García. El portavoz de los comerciantes sostiene que por su situación geográfica el caso de Caldas no es comparable al de otros municipios más rurales y del interior a los que la construcción de una autovía los dejó casi en el olvido. «Aquí creo que hasta fue bueno para la gente de las aldeas», añade.

José García, que tiene un local de bicicletas, motocicletas y reparación, es un usuario esporádico de la variante. «Aunque no la uso habitualmente me parece una carretera segura. Está claro que ahora tanto atasco no hay y no creo que el que pasen menos coches perjudique a los negocios», expone.

Haciendo un sondeo por establecimientos del casco urbano también hay quien nunca circuló por la carretera que, viniendo de Pontevedra, se coge en Tivo (Santa María) y se deja en Outeiro (Bemil). «Eu nunca fun por ela porque non me coincide. Hai menos tráfico polo centro, pero iso non sei se é bo ou malo para os negocios. Máis ben penso que malo, porque os que non pasan xa non paran», apunta Mari Carmen, una empleada del hotel Lotus. Al margen de opiniones, lo que no ofrece discusión es que Caldas respira mejor desde hace cuatro año.

«Eran unos atascos monumentales y no se daba llegado. La opinión del sector es favorable»

Rafael García

«La crisis también se nota y algunos conductores evitan los tres kilómetros más de la variante»

Manuel Castro