La parroquia de Moraña celebró la vigésimo tercera edición de su fiesta gastronómica
27 ago 2012 . Actualizado a las 06:58 h.Agosto se despide en la parroquia de Amil, en Moraña, con sabor a lechón y un programa de actividades paralelo. La Festa do Porquiño á Brasa congregó ayer en el recinto de la carballeira de A Chan a un buen número de incondicionales de esta cita gastronómica y también a algunos que se acercaban por primera vez.
La fiesta, que sumó su vigésimo tercera edición, mantiene su tirón a pesar de la crisis económica. Lourdes García Sayáns, presidenta de la Asociación Gastronómica Cultural de Amil, era una mujer satisfecha. «Esto está a tope y con mucha marcha. Estuvo un día bonito porque hizo calor, pero tampoco fue sofocante», comentó la portavoz de la organización pasadas las siete de la tarde, cuando la comida y la sobremesa ya habían dado paso a los juegos populares. Un ocio enxebre y divertido que se tuvo que interrumpir por la misa y que después se retomó.
Los que acuden a Amil en grupo lo hacen con reserva previa. Este año a un precio de 300 euros el lote a sufragar entre veinte comensales. Para la comida oficial de la asociación se asaron 62 porquiños. Pero entre el sábado y la jornada de ayer se prepararon a fuego lento un total de 102. Una cifra que no está nada mal. «Son solo seis menos que el año pasado», recordó Lourdes García.