Orquídeas y rosas irrumpen en el día más florido

carmo lópez PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Flores de alta gama son cada vez más utilizadas para honrar a los difuntos

30 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Todos los años, cuando llega el Día de Difuntos, Rosa lleva rosas rojas al cementerio. Y ya van veintidós años. Las pone ante la tumba de un hermano. «Morreu moi novo, con vinteséis anos», dice. Aunque alguna vez pensó en cambiar de flor o incluso llevarle un centro con varias especies. No sabe por qué, pero al final acaba poniéndole su ramo de rosas rojas. «Somos catro irmáns a poñerlle flores. E sempre poñemos esas. Gustábanlle. Cando nos facía regalos ás irmás sempre nos traía unha rosa desa cor», dice esta vecina de Cambados. Pero no es la única que lleva flores al cementerio estos días. Miles de pontevedreses, como Rosa, van a los camposantos de toda la provincia para poner un toque de color en las tumbas.

En San Mauro, el camposanto de la capital, hasta en esas viejas lápidas en las que yacen familiares de emigrantes que no han vuelto o de personas que no pueden permitirse comprar un ramo aparecen crisantemos o boris. «Este ano ao cadrar en martes, hai moita xente que ven xa o sábado e o domingo colocar frores. Moitos volven tamén o martes pola mañá e os ramos que puxeron na fin de semana, colócanos sobre as tumbas de indixentes ou de outros mortos que non teñen nada», explica uno de los encargados del cementerio.

Tradicionalmente, ese manto florido era un mar de crisantemos y boris, especies que en esta época del año florecen en las huertas de todo el sur. Ahora, con ellas van mezclándose orquídeas, lilium, rosas, anturión... Cada año, con la llegada de flor de importación, la lista va engordando poco a poco. El cambio de tendencia se ve, sobre todo, entre la gente más joven. «Durante todo el año llevamos flores a mi madre, desde hace 39 años, pero este día queremos hacer algo especial y acostumbramos a poner un centro con orquídeas y flores exóticas», explica Rita, que trata de conservar la tradición.

Flores al mar

El giro es un un hecho en todos los camposantos. Puede apreciarse en San Mauro, pero también en Poio, Sanxenxo, O Grove, Marín, Vilagarcía, Cambados, A Illa, o incluso en las pequeñas parroquias de municipios más modestos. En las zonas costeras, el día 2, también son muchos los claveles o los crisantemos que acaban en el mar. Acaban meciéndose entre las olas para recordar a los que un día dejaron la vida en medio del océano.

Tal vez por eso la comercialización de flores acaba disparándose estos días en toda la provincia. El gasto de cada familia es muy variable. Algunas floristas consultadas explican que el abanico es muy amplio. Puede variar entre los 20 euros y los 600 o incluso llegar hasta los mil. Otras hablan de medias y apuntan a que los que llevan centros elaborados con diferentes tipos de flor pueden dedicar de 100 a 150 euros. Y el que lleva unidad a unidad puede arreglar con veinte euros.

La costumbre de recordar con flores a esos que ya no están es, por tanto, un hábito que se mantiene. Y no importa que el tono vivo de algunas especies de importación vaya introduciendo nuevas gamas de color a los amarillos de los crisantemos que decoran los grises y blancos de las lápidas. Porque, todas las flores hablan. Tienen un lenguaje, especialmente hoy. Dicen a los muertos que, aquí, en este mundo, hay alguien que los recuerda siempre. Hasta el más allá.

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