El Lérez cuenta su historia contracorriente

PONTEVEDRA

06 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

1Sus salones, su historia y sus gentes... El Lérez, que une en el entorno de su cauce a personalidades tan dispares como las del Padre Sarmiento o el Padre Feijoo, a Castelao, Valle-Inclán, el insigne empresario local Casimiro Gómez o el carterista don Venerando, enseña mucho de sí mismo en el pequeño recorrido en barco que va desde el puente de los Tirantes hasta la cascada de Monte Porreiro y que ayer tuvieron oportunidad de disfrutar, entre otros, el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, la concejala de Turismo, Carlota Román, además del presidente de la Cámara de Comercio, Francisco Moldes, y el de la Asociación de Hoteles, José María de Cabo, entre otros representantes del sector. Este paseo, para el que no se podía haber elegido mejor día que el de ayer, forma parte de un nuevo producto turístico que se lanzará en la feria Ferpalia, que tendrá lugar los días 20 y 21 de este mes, cuyo lema es Praza do Viño, y que además de este recorrido contempla otras dos rutas, en este caso interiores. En una de ellas, centrada en la plaza de A Pedreira, bodegueros y enólogos promoverán encuentros para dar a conocer los vinos Rías Baixas, ya que Ferpalia está dedicado este año al enoturismo, mientras que otro itinerario está centrado en visitas a la zona monumental, incluyendo el Museo.

Manuel Cabada Álvarez hizo ayer de primer guía en esta experiencia piloto aguas arriba del río. La singladura, que tiene una duración de una hora ida y vuelta y que pretende, en sus palabras, «que o Lérez volte a ser lugar de esparcemento para os pontevedreses», arranca mostrando la Illa de Esculturas y el Mosteiro de San Benito de Lérez. Ese monasterio en el que, según relató, mendigos y ciegos que se refugiaban en sus escalinatas inspiraron personajes de Valle-Inclán, o dentro de cuyos muros confluyeron personalidades tan clave como las del Padre Sarmiento y el Padre Feijoo. La ruta continúa hacia los llamados salones del Lérez, uno de los lugares de ocio preferidos, entre otros, por Alfonso Castelao y los miembros de su pandilla los Carefas para pasar las tardes de ocio, y se detiene en la cascada que servía de reposo a Sarmiento, para concluir ante los restos del antiguo balneario que fundó Casimiro Gómez.

La idea es que este lugar sirva de parada a los visitantes para que puedan contemplar los restos de esta emblemática edificación y al mismo tiempo escuchen la apasionante historia del empresario pontevedrés, que hizo fortuna en Argentina y se convirtió a principios del siglo XX en uno de los grandes benefactores de Pontevedra. El balneario y, sobre todo las Aguas de Lérez que embotellaba en la fábrica contigua, tuvieron éxito internacional. Hasta el punto de que como recordó el guía, no solo fueron recomendadas por médicos norteamericanos para distintas dolencias, sino que llegaron a la mesa de la familia real británica, «e cheguei a escoitar que estiveron incluso no Titanic». Cabada aprovechó el momento para sugerir al alcalde la recuperación del antiguo manantial, aunque Lores se mostró muy prudente. «Esta é unha oferta máis de alternativa de turismo para Pontevedra e para o turismo de proximidade, para o coñecemento da propia cidade, con un paseo moi agradable. Se somos capaces de facer un paquete turístico desde logo hai poucas cidades que teñan uns espazos naturais tan visitables e agradables. Outra cousa é que logremos poñer en valor a fonte. É un tema que se intentou nalgún momento e aínda non está clara a propiedade e o uso. Temos que velo con máis calma». Lo más sería, como añadió Cabada, que en el descansito se pudieran servir aguas embotellas como las antiguas Aguas del Lérez.

La animada ruta fluvial no olvida a personajes que, como don Venerando, encontraron una forma distinta de hacer dinero. Del famoso carterista de Lérez dijo Cabada que llegó a fundar una academia en la que, con un maniquí, enseñaba a los jóvenes cómo hacer hurtos. Pero eso sí, «sempre que desaparecía unha carteira de alguén necesitado, aparecía despois e moitas veces con máis cartos». Al parecer, dio golpes hasta en bancos de Barcelona, «pero nunca o puideron coller». Y también ilustra el recorrido el recuerdo a Moreno, uno de los pescadores encargados de poner en bandeja los salmones que luego pescaba Franco con asombrosa facilidad. Todo un recorrido contracorriente.