Varios alquileres que se dejarán de abonar a particulares y más facilidades a la hora de resolver papeles de dependencias pertenecientes a cuatro ministerios son algunas de las ventajas que ofrecerá el nuevo edificio a los contribuyentes.
«Para mí es una gran satisfacción: va ser una ventanilla única para un número importante de servicios de la Administración», señaló ayer el subdelegado del Gobierno, Delfín Fernández, tras recordar que la renovación de las sedes administrativas había sido uno de los objetivos de su mandato en el cargo.
La unificación no fue una tarea fácil, sino «una carrera de obstáculos para poner de acuerdo a cinco ministerios mediante gestiones de persuasión y convencimiento», recordó el subdelegado. Fuentes que siguieron de cerca el proceso apuntaron que uno de los mayores obstáculos fue lograr la aquiescencia de Costas, donde antes de la toma de posesión del actual delegado se prefería ocupar el inmueble que dejó vacante la Autoridad Portuaria.
Problemas de seguridad
Al final, el asunto llegó al ministerio a Madrid. Hay quien asegura que intervino la ex ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona y se desbloqueó el traslado. Un informe que indicaba que es dudoso que en la actual sede se den todas las condiciones exigibles de seguridad e higiene en el trabajo resultó asimismo decisivo.
Ahora, Costas ocupará dos plantas en el nuevo edificio, si bien parte de los archivos podrían permanecer en los locales actuales. Las nuevas delegaciones tendrán que abonar un importe a la Sociedad Estatal de Gestión Inmobiliaria de Patrimonio (Segipsa) hasta amortizar los cuatro millones que costó la obra.
De momento, solo Carreteras y Hacienda quedan al margen de las grandes mudanzas emprendidas por la Administración Central en Pontevedra. Primero fue el traslado del Catastro a Andrés Muruáis, más tarde el de la Agencia Tributaria a Camplongo, el de la Autoridad Portuaria a Marín y el de la Guardia Civil al nudo de la AP-9. Tras la operación del Banco de España. Carreteras permanecerá, sin embargo, en San Roque, aunque ya sin la compañía de sus colegas de la Xunta.