Los peregrinos también vienen de Fukushima

roi fontoira

PONTEVEDRA

10 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

1 En los jardines anexos al albergue de peregrinos se escuchan varias conversaciones políglotas, que se aceleran cuando una señora posa sobre el césped una caja con fruta. Celestino Lores, presidente de la Asociación de Amigos del Camino Portugués, comprueba que al multicultural compendio de peregrinos no les falta de nada. «Alemanes, italianos y portugueses» son, según Lores, los visitantes más asiduos. A ellos, se les unió ayer un grupo de 150 japoneses. El contingente, formado por jóvenes entre los 18 y los 30 años, se plantó el domingo en Tui para iniciar la ruta jacobea que concluirá el sábado con la llegada a Santiago. Tras el merecido descanso, el grupo se trasladará a Madrid para asistir a las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) porque, en efecto, forman parte de ese 0,3 % de la población nipona que profesa la religión católica.

El alcalde en funciones, Antón Louro, acompañó a los visitantes a la iglesia de la Peregrina, donde el obispo Pablo Koriyama ofició una breve homilía en japonés. La ceremonia se completó con un exótico e ininteligible Ave María y un «Amén» en cristiano. O lo que es lo mismo, en latín. Sentado frente a la Peregrina descansaba el padre Emile Rodrigue Eteme, un sacerdote camerunés que ejerce en Morioka, «una zona muy afectada por el tsunami». El clérigo se siente parte de una misión que «viene a Europa para mostrar que Japón está vivo y preparado para recibir visitantes». «Ahora se está reconstruyendo todo y estamos aquí para enseñar una cara sonriente», indicó.

A unos metros, se escabullía de la foto de familia el mexicano José Alfredo González Márquez, sacerdote de Sendai y Fukushima, centro neurálgico de la sacudida que hizo temblar al globo el pasado marzo. «Nos movimos mucho con Cáritas -explicó- y conseguimos hacer un centro de apoyo por el que pasaron, hasta la fecha, 1.200 voluntarios de todo el país». El próximo lunes viajarán a la capital para «agradecer al mundo toda la ayuda», señaló Márquez.

Durante el paseo, el intercambio de sabiduría popular fue notable entre los rezagados. «Aquí, el wine con Coca Cola», explicaba un joven de Protección Civil a un grupo de chicas que asentían con interés. Entre ellas estaba Misa, ejemplo onomástico del (minoritario) fervor religioso de su tierra. «El Camino es muy famoso -explicaba- pero se conocen más los toros, jamón y flamenco». La fe aún no puede con todo.