En la era del Facebook, el Twitter o las tabletas digitales, las campañas municipales siguen desafiando a la modernidad y mantienen intacto lo que fue moderno cuando Adolfo Suárez llegó al Gobierno. La propaganda electoral sobre ruedas pone la banda sonora a las parroquias del rural. No hay partido que se resista al dulce sonido del run run del motor. Un sonido que hará recorrer a las tres principales fuerzas políticas locales casi tantos kilómetros como los que suma la línea del Ecuador.
Durante 15 días completarán cerca de 36.000 kilómetros. No hay descanso ni para el motor ni para la cabeza, que sufrirá continuos déjà vu con las sintonías electorales. Xeve, Lourizán, Cerponzóns, Lérez, Marcón, Berducido, Bora... todos son buenos escenarios para que BNG, PP y PSOE puedan rascar a golpe de megáfono algún votante más que los que ganan en las redes sociales. «Chega un momento que non te enteras de nada, vas escoitando as novas e parece que tes un mecanismo que fai que pase desapercibido o anuncio do mitin», explica David Álvarez, quien conduce el coche de propaganda del BNG, y que advierte de que hay que ir muy despacio para que se pueda entender el mensaje.
Jornadas intensivas
Durante una media de siete horas diarias, los dos coches del BNG, los seis del PSOE y los otros dos del PP no superan los 40 kilómetros por hora para grabar a fuego entre el votante las pinceladas de sus programas. Alberto Casal no solo va de número 19 en la lista, sino que se sienta al volante del coche del partido porque considera que «é imprescindible, moito máis que os carteis». Eso lo sabe bien Petete, de Pontevedra Alternativa, que se tiene que hacer fuerte con un viejo Seat 600 con el que recorren las calles de la ciudad «cuando tenemos un huequecito sacamos el coche, pero nosotros no llevamos nuestra cara porque no queremos que nos pinten bigotes», explica Ramón Pedras, Petete.
Al margen de la iniciativa de Pontevedra Alternativa, las campañas de gastar rueda no entienden de innovación. Solo el candidato de Independentes de Caldas, Fernando Pérez, ha roto la monotonía a ritmo de Coldplay, Macaco o Vetusta Morla, recorriendo 400 kilómetros al día a bordo de un viejo Peugeot 205 rojo.
reportaje Una propaganda que desafía a la modernidad
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