Caio Reisewitz muestra el «desafío» de retratar el paisaje gallego

R. Sotelino / M. Conde

PONTEVEDRA

07 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El brasileño Caio Reisewitz (Sao Paulo, 1967), es el autor de un intenso y comprometido trabajo reunido bajo el título de Maracutaia , que en la jerga del país latino viene a significar algo así como una trampa tan mal hecha que el truco es evidente. Traducido al gallego sería, más o menos, una trapallada. Y es que Reisewitz, que es un artista de reputación internacional y una significativa figura de la fotografía contemporánea, dispara su objetivo en varias direcciones. En una de ellas, la más reciente, hace un juego crítico con el uso y abuso del Photoshop, un corta y pega artesano en el que adrede, manipula una serie de imágenes de manera tosca.

Pero el repaso a la trayectoria de Reisewitz se reparte en esta ocasión entre Vigo y Pontevedra. La Fundación Barrié y la Fundación Rosón Arte Contemporáneo (RAC) colaboran por primera vez para completar esta muestra que se compone de un total de 45 obras. Treinta y cinco de ellas se exhiben en Vigo y diez en la sede en Pontevedra de la Fundación Rosón. La decena de obras que se pueden ver en la capital forman parte de un proyecto específico auspiciado por la RAC dentro de su programa de residencias, gracias al cual el autor brasileño recorrió buena parte de Galicia en busca de su propia visión. Según apuntó el propio artista, para él ha sido «un desafío» este proyecto. «Vine a Galicia con la intención de tomar algunas imágenes -señaló-. Trabajo con negativo y gran formato. Paseé Galicia y cuando volví a Brasil, estaba feliz, porque vi que la obra tenía consistencia».

«Tiempo detenido»

Carlos Rosón, presidente de la entidad, subraya su satisfacción por el hecho de que «nuestro paisaje salga fuera y sea conocido en todo el mundo a través del trabajo de un artista de su categoría». Las imágenes pertenecen tanto a la Galicia de costa como a la interior, «que Caio ha sabido captar». El fotógrafo pisó la comunidad por primera vez el año pasado, cuando participó en la colectiva Paraísos indómitos que se exhibió en el museo Marco de Vigo. En aquella ocasión tuvo tiempo de hacer una visita a las islas Cíes y realizar un fugaz recorrido por el sur de la comunidad. Esta vez, el artista se adentró en el norte y en el interior y quedó fascinado especialmente por el paisaje de Fisterra y «el tiempo detenido» en Os Ancares.

Entre los asuntos que aborda están temas como el peligro a la hora de engañarnos en nuestra relación con el paisaje; las contradicciones de la acción humana respecto a esa naturaleza; y nuestra actitud irresponsable, ya sea a partir de la figura de un árbol arrancado de raíz o de las construcciones que contaminan los paisajes costeros. Ese amor por la naturaleza ha impregnado la filosofía de las entidades organizadoras de principio a fin, de forma que a la preocupación estética han añadido la ecológica siguendo criterios de sostenibilidad y respeto al entorno, desde el papel en el que se imprime el catálogo o los folletos a los materiales no tóxicos que se utilizarán en los talleres didácticos que incidirán especialmente en el compromiso con la preservación del planeta.

El crítico David Barro ha sido el encargado de comisariar esta muestra y los textos del catálogo. El especialista comentó que fue un placer colaborar con este autor «al que valoro y seguía en la distancia desde hace años. Para mí, su trabajo es algo tan fácil y tan difícil como escoger un paisaje. En un mundo plagado de tecnología digital donde ansiamos fotografiarlo todo, archivarlo todo, Caio nos posiciona ante un paisaje con rotundidad, huyendo del lado amable», explica. Reisewitz todavía lucha contra la realidad y conserva el espíritu de los pioneros trabajando con la fotografía analógica, algo que reconoce, cada día le cuesta más: «Los laboratorios cada vez son menos y el material lo tengo que comprar en Nueva York», cuenta.