El Museo proyecta un restaurante de calidad en el sótano del Sarmiento

M. Escauriaza / M. Conde

PONTEVEDRA

El patronato ya ha encargado a técnicos de la Diputación el estudio de la compatibilidad de usos

16 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Se imaginan saborear a la luz de las velas una copa de albariño con un milhojas de merluza mirando un miliario romano y ante una sucesión de arcadas del sótano en el que guardaban sus viandas los Jesuitas antes de ser expulsados de España en 1767?

Esto no solo es un buen maridaje tierra-mar o un fantástico marco para impulsar una naciente relación, sino el proyecto que tiene entre manos la Diputación para dar el último impulso a su afán de socializar la cultura y convertir a Pontevedra en la ciudad gallega de la cultura, «con permiso de Santiago», dijo el presidente provincial.

Rafael Louzán y Teresa Pedrosa, como máximo responsable de la Diputación el primero, y del Patronato del Museo la segunda, tienen muy clara la idea de proyectar un restaurante de calidad en los sótanos de antiguo convento de los Jesuitas, ahora conocido como edificio Sarmiento.

Ejemplos

La idea, que ya conoce y, al parecer comparte, el conselleiro de Cultura, Roberto Varela, es instalar en el sótano del edificio Sarmiento un restaurante «en línea con los museos actuales», indicó Teresa Pedrosa.

En España son muchos los ejemplos, pero quizás los más emblemáticos en esa fusión arte-restauración sea el Museo Nacional de Centro de Arte Reina Sofía, entre cuyas cacerolas reina Sergi Arola, o el emblemático Guggenheim diseñado por Frank Gehry en Bilbao, y de cuya restauración se ocupa ahora Joseán Martínez Alija, un joven chef surgido de la fértil cantera de Martín Berasategui, quien comenzó a gestionar este espacio culinario que atrae a muchos de los visitantes que acuden a este centro cultural.

El presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, también conoció este proyecto en su reciente visita al museo provincial. Precisamente, el restaurante contará con una terraza, también dedicada a la hostelería, en la calle que conecta el histórico edificio Sarmiento con el inmueble acristalado que ayudó a levantar en su etapa de ministro.

La Diputación ya ha encargado a sus técnicos un estudio de la compatibilidad de usos. Pero, en principio, compaginar el museístico con el gastronómico no comportaría mayor problema. De hecho, la conexión entre un edificio y otro se hace por una puerta de seguridad que impedirá el acceso del público a horas que el área de arte esté ya cerrada. Además, como subraya Pedrosa, la zona elegida tiene acceso independiente por la calle, todavía sin nombre, que comunica ambos inmuebles.

Aunque el proyecto está aún en pañales, pendiente de la restauración del Sarmiento, la idea probablemente será la de sacar su explotación a concurso, igual que la de la cafetería de la última planta, más dedicada a menús informales.