Reestreno en 1996 con cúpula inspirada en un estadio olímpico y celebración del centenario en el 2000

La Voz

PONTEVEDRA

12 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El Ayuntamiento de Pontevedra catalogó en el año 1994 la plaza de toros del Campo de la Torre como edificio singular protegido y de obligada conservación. Y esa catalogación no impidió que la empresa propietaria del inmueble llevara a cabo una profunda transformación del recinto taurino, sin que perdiera su original diseño arquitectónico y su valor ambiental.

Desde entonces en los carteles de las corridas de la feria de la Peregrina no volvió a figurar aquella coletilla de «...si el mal tiempo no lo impide».

El histórico coso de San Ro estrenó el 25 de julio de 1996, día de Santiago Apóstol, su renovada imagen de plaza cubierta con un cartel de gala: Enrique Ponce, César Rincón y Vicente Barrera lidiaron seis toros de la ganadería El Torreón.

Una gran estructura metálica con una membrana de tela recubierta de PVC por ambas caras, conforman la espectacular cúpula de la plaza que cubre hasta la segunda raya de picadores. En el centro del recinto un anillo de 16 metros de diámetro permite la entrada de luz solar y asegura una buena ventilación y una temperatura agradable.

Este tipo de cubierta, inspirada en el Estadio Olímpico de Múnich, fue la primera que se hizo en España y se ganó numerosos elogios por su originalidad y novedoso diseño.

Cien años

Después vino, en el año 2000, la celebración del centenario de la plaza con otro cartel de lujo. Los diestros Enrique Ponce. Eugenio de Mora y El Juli protagonizaron la primera corrida de la feria de la Peregrina de ese año, en la que se inauguró la escultura instalada frente a la puerta grande y se descubrió una placa en sus muros que inmortalizó el siglo de vida que acababa de cumplir.

Hace veinticinco o treinta años las inclemencias del tiempo y una afición disminuida no permitían montar en Pontevedra más de una corrida y una novillada. Hoy se programan ya cuatro lidias y la cubierta de la plaza evita coger una mojadura por alguna inconveniente tormenta veraniega.

En las tres últimas décadas el número de aficionados asiduos a la plaza también se ha ido multiplicando. Pero en los años setenta aún se enviaban por correo las entradas a los dos mil aficionados fijos que había en la ciudad.

La mayor afluencia a la plaza coincidió con la aparición de las primeras peñas. Una de las pioneras fue la Antonio Odriozola, constituida al estilo de las peñas pamplonicas, y luego se fueron creando otras hasta llegar a reunir en ellas a varios miles más de aficionados. El reto que se plantea ahora la afición es alcanzar las cinco corridas en la feria.