¡Torero!, ¡torero! Y sí hay quinto malo

La Voz

PONTEVEDRA

03 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

José Tomás, que ya salió en el 2007 por la puerta grande del coso pontevedrés, volvió a abrirla veinticuatro horas después de haber sido premiado por la peña La Chaquetilla por su faena del pasado año en la Feria de la Peregrina al poco de reaparecer en los ruedos.

Pero era esta la que verdaderamente levantaba una gran expectación. No en vano, la de ayer fue su única actuación en Galicia. Y el diestro repitió su triunfal salida. Con un apéndice en su primer astado -que lo dejó pensativo en el callejón- y otros dos en su segundo. Su actuación se cerró con un sonoro «¡Torero!, ¡torero!, ¡torero!». Pero antes la excepción confirmó la regla, al comprobarse que sí hay quinto malo: Dengosillo.

Por su parte, Sebastián Castella no quiso quedar eclipsado por la gran figura de la Fiesta. Y echó el resto.

De añil, oro y plata, el diestro francés también se arrimó. Si bien no tanto como el maestro de Galapagar, también fue valiente y torero.

Protagonizó varios desplantes en los medios, tanto en el tercero de la tarde como en el sexto.

Dejó un buen regusto para hoy. Esta tarde hará doblete, compartiendo esta vez cartel con el Cid y Enrique Ponce.

La montera también le dio suerte cuando brindó al público el tercero de la tarde. Corredor, un astado de 500 kilos.

A pesar de su juventud, (Béziers, 1983), el francés tiene técnica y supo llevarse a Corredor y a Brigadiero a los medios para lucirse con el cambio de manos y con varios y espectaculares pases en redondo.

Esperó al sexto de espaldas y apenas le rozaron las astas de Brigadiero. Un espectáculo.

Si acertó con la espada con el tercero, el acero le falló con el último. Recibió un aviso. Pero su espectáculo fue premiado con una oreja que, de nuevo, el respetable tuvo que reclamar.

El más veterano de la terna, Finito de Córdoba, fue un convidado de piedra. Fundamental, el primer astado, no resultó tal para lucirse en Pontevedra como ha hecho otras tardes. Arrancó aplausos al respetable al ofrecer bonitas faenas. Pero no dio más de sí. Tampoco Barbarosío le inspiró al matador catalán para poner el empeño necesario.

No tuvo suerte con la espada. El cuarto murió apuntillado, tras tres espectaculares fallos con el acero, que provocaron los pitos del respetable.