Jaime Blanch y Ramón Langa en una comedia negra

Leopoldo Centeno

PONTEVEDRA

12 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Francis Veber, el gran comediógrafo francés de nuestro tiempo, autor de piezas teatrales tan populares como La cabra, Algo más que colegas, Una jaula de grillos, La cena de los idiotas o Salir del armario, es el autor de Aqui un amigo.

Una comedia negra de enredo que ha sido llevada a la gran pantalla con notorio éxito por el director cinematográfico Billy Wilder, contando con la pareja de actores Jack Lemmon y Walter Matthau. Con un periplo de cinco actuaciones por Galicia, la compañía Txalo Producciones ha presentado la comedia Aquí un amigo, bajo el patrocinio la Obra Social de Caixanova. Han sido sus protagonistas Jaime Blanch (veterano actor al que últimamente hemos visto en Pontevedra en Una visita inesperada y La ratonera, ambas obras de la célebre escritora británica Agatha Christie) y Ramón Langa (espléndido actor de doblaje de voces como las de Bruce Willis, Kevin Costner o Willen Dafne, entre otras actividades).

En Aquí un amigo, con gran pericia el autor recrea un encuentro ficticio entre un suicida y un asesino profesional. Dos personajes ocupan sendas habitaciones contiguas en un hotel próximo al Palacio de Justicia donde se va a ver la causa a un destacado delincuente de la mafia.

En la calle, una importante dotación policial vigila la integridad del encausado y controla a los múltiples curiosos, así como a los periodistas que se agolpan para cubrir el suceso. En la habitación 509 del hotel se instala el fotógrafo François Pignon para captar el correspondiente reportaje. En la habitación 508 se hospeda el "hombre de negro", el sicario que, desde el privilegiado encuadre del ventanal de su habitación, pretende realizar su "trabajo". El fotógrafo al borde de la desesperación al ser abandonado por su mujer, intenta poner fin a su vida, algo que impide el profesional de gatillo al ser forzado por el botones del hotel, para velar por su buen nombre.

El botones los presenta y el fotógrafo, tendiendo la mano, dice: Aquí un amigo. A partir de este instante el enredo se complica hasta alcanzar situaciones inverosímiles, sin llegar a saberse quién salva a quién; combinando el dramatismo con equivocaciones graciosas e histérico frenesí, en una buena construcción teatral de personajes y situaciones. Por ello, la obra resulta divertida, distendida, amena y sumamente jocosa. Al principio, arranca un tanto lenta, luego se anima rápidamente, hasta adquirir un trepidante ritmo.

Aparte del buen trabajo como protagonista, en el que hizo gala de veteranía y presencia escénica, Jaime Blanch (fotógrafo François Pignon) aportó el doble esfuerzo de asumir la dirección de la obra, manejando con gran profesionalidad a los restantes compañeros de reparto, amén de la idiosincrasia de sus personajes. Sumamente destacable ha sido la interpretación de Ramón Langa (el sicario) con la reciedumbre de su voz grave, perfectamente audible, apostura y dando vida a un personaje que, en frase de Ortega y Gasset, era "él y sus circunstancias". Menos complicada ha sido la interpretación de Maribel Lara (esposa del fotógrafo y amante del doctor), si bien cumplió perfectamente su cometido. Formidable César Diéguez en el papel de Vicen (dicharachero y curioso botones del hotel); atinado Miguel Ángel Fernández en su rol de Dr. Wolf (amante de la señora Pignon), un psicólogo necesitado de terapia, y acertado Fermín Sanlés, como el policía que "salió del armario". Digna de resaltar ha sido la excelente escenografía de Quim Roy. Todo ello ha contribuido al buen resultado de esta divertida comedia negra.