La antropóloga que rescata las raíces de la música mexicana

La Voz

PONTEVEDRA

15 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

A primera vista, parece la reencarnación de Frida Kahlo, con una imagen escénica colorista, inspirada en las vestimentas tradicionales de su México natal y el pelo recogido en largas trenzas. Y a la impactante artista de su país debe mucho Lila Downs, ya que su participación en la banda sonora de la película que protagonizó Salma Hayek (y que recibió un Oscar) le abrió las puertas de la popularidad a gran escala. «Esa película -en la que hacía además un cameo cantando durante el sensual baile de Hayek y Ashey Judd- me ha dado mucha fama. Lo sientes especialmente en los medios, ya saben que eres la fulanita que cantó en Frida. Eso ayuda».

Su personalidad ha venido forjada por el mestizaje, que ha sabido aprovechar a la hora de emprender una carrera musical que, como el resto de los artistas que han pasado por el ciclo Con voz propia, está imbuida de compromiso político y social. Hija de una cantante mixteca y de un cineasta y pintor norteamericano de origen escocés, Downs ha absorbido la herencia cultural del México español y el indígena, además de la norteamericana, después de haber pasado sus años de estudiante de Antropología en Estados Unidos. Si sus primeras pasiones la acercaron a la ópera, la intérprete ha terminado expresando con la música sus raíces, ya sea a través de la ranchera, el huapango, el folk de Woody Guthrie o la esencia más oscura del blues.

Su quinto y hasta ahora último disco lo ha dedicado a los bares. La Cantina (entre copa y copa...) es un recorrido por el cancionero popular de su país, ahora bien, bajo su peculiar punto de vista. «Hay que tirarse a la perdición de vez en cuando -ha señalado en una entrevista digital cuando le preguntaron por qué le dedicaba un trabajo a estos locales-. Sólo de esa manera puedes sacar las penas, los diablos, los desamores. Eso se percibe en México cuando entras en las cantinas, donde hay música norteña y de mariachi». Reconoce que en su país, la música ranchera es considerada «de vagos y borrachos, de bares de mal haber». «Lo que pasa es que según vas creciendo te das cuenta de lo mucho que te gusta andar por esos lugares», matiza.

El concierto que ofrecerá este sábado en Pontevedra esta artista, que dice en su web que sus heroínas son la famosa curandera mexicana María Sabina o la Virgen de la Juquilla, precede a una de las actuaciones más esperadas de su gira, la que ofrecerá en Madrid con Enrique Bunbury, Martirio y Gala Evora. Un lujo.