El Cid y Talavante animan la feria y salen por la puerta grande

PONTEVEDRA

El jovencísimo diestro extremeño convenció en su debut con una faena redonda en el sexto de la tarde

06 ago 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

pontevedra | El coso pontevedrés vivió ayer una gran tarde de toros, en la que tanto Manuel Jesús El Cid como Alejandro Talavante consiguieron abrir la puerta grande bajo atronadores aplausos en la segunda de feria. El tercer espada de la terna, el maestro valenciano Enrique Ponce, no tuvo suerte con el acero y no pudo redondear dos grandes faenas, como tiene acostumbrada a esta plaza.

El de ayer fue el debut del jovencísimo torero extremeño (tiene 19 años) en la plaza pontevedresa, después de haber triunfado esta temporada en plazas como la Maestranza o Las Ventas. Y Talavante no defraudó. Si en su primero falló en la estocada -necesitó cinco pinchazos-, en el sexto de tarde dejó un gran sabor de boca con Madroñito, un colorado ojinegro que, junto al primero, Rementero, fueron lo mejor de la ganadería de Román Sorando, con unos astados quizás justos de fuerza, pero toreables y muy nobles.

Con algo más de tres cuartos de entrada en el coso, el primero en saltar a la arena fue Enrique Ponce. Fiel a su estilo, en todo momento, supo dirigir y manejar a Rementero, al que consiguió dar muy buenos muletazos, arrancándole aplausos al respetable. Entró bien con la espada pero, lamentablemente, falló con el descabello, lo que le ganó un aviso. Terminó dando la vuelta al ruedo.

Algo similar le ocurrió en su segundo, aunque es de reconocer que era más difícil de torear. No obstante, rodilla en tierra o de pie llenó la plaza de olés y aplausos ensordecedores. Culminó con una serie de adornos ante el apogeo del público y el presidente le concedió una oreja.

En su primero de lote, Galeno, El Cid lo tuvo complicado. Frente a él, una res difícil de torear, pero fuerte y con casta. Las dos orejas, que regaló al público, fueron un justo premio a un espectáculo en el que estuvo mejor el torero que el toro. A su segundo, Chivatón, quizás le faltó empuje y recorrido. Aún así se vieron buenos lances sobre la arena. Su primer intento con la espada quedó en un pinchazo, y en su segundo el filo entró tres cuartos, suficiente para ganarse el aplauso de los asistentes.