La primera realojada pone en duda que pueda volver a O Vao

Jaime Velázquez POIO

PONTEVEDRA

La inquilina de la chabola 10 cree que no se desmantelará el poblado Julia Jiménez querría volver a Poio, pero está satisfecha con su nueva casa en Marín

21 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

?a música de Camela suena a volumen muy alto en el interior de la casa para que se pueda oír desde el patio. Allí se encuentra junto a sus dos hijos Julia Jiménez, antigua inquilina de la chabola número 10 de O Vao, que el Concello derribó este pasado viernes. La vivienda, facilitada por la Xunta, se encuentra en Marín. Es una casa de piedra con tres habitaciones, cocina, salita, comedor y cuarto de baño. Un patio delantero y una pequeña huerta atrás. Aún está muy vacía. Lo poco que se pudieron llevar de la chabola aún se encuentra apilado en una de las estancias, metido en maletas y carritos de supermercado. El gesto de Julia refleja una cierta tristeza, aunque se encuentra muy satisfecha con su nuevo hogar. «Estoy un poco sola, echo de menos a la familia, aunque ya han venido a visitarme», dice mientras observa a sus hijos jugar con un cesto de naranjas. «Me hubiera gustado vivir más cerca de O Vao, pero esto es lo que me dieron». Alquiler por cinco años La mujer no oculta su deseo de poder regresar a la zona donde vivió y creció, aunque pone en duda el plan integral de desmantelamiento del poblado y la posterior construcción de viviendas para los gitanos. «Eso no creo que se vaya a hacer nunca. Llevan tantos años diciéndolo que no creo que ahora vayan a cambiar las cosas». El alquiler que le ha facilitado Vivenda tiene una duración de cinco años. De momento, Julia trata de organizar su vida en Marín. Aún no conoce a ningún vecino. «Tengo que llevar a los hijos al nuevo colegio, que está aquí al lado». El niño mayor, de cinco años, dice que no le gusta la casa nueva. Su hermana, de dos años y medio, sigue entreteniéndose con las naranjas. La primera realojada de O Vao no ha recibido aún la visita de nadie de los servicios sociales de Marín. Acudirán el lunes para tratar de ayudarla a encontrar un empleo y amueblar la casa. Fueron los asistentes de la Casa Rosada de Poio quienes le tramitaron la ayuda con la que hasta el momento sostiene a su familia, a falta de su marido, que está en la cárcel. Son 435 euros procedentes de la Vicepresidencia da Igualdade e do Benestar. Paga 100 euros de alquiler. «Es muy difícil llegar a fin de mes con los gastos de los niños».