Destacada actuación de Miguel Ángel Muñoz

Leopoldo Centeno

PONTEVEDRA

Desde mi butaca | «El cartero de Neruda»

06 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Basada en la obra teatral Ardiente paciencia de Antonio Skármeta, José Sámano realizó una adaptación para la escena que bajo el título de El cartero de Neruda ha sido ofrecida por Sabre Producciones en el Auditorio del Pazo da Cultura, bajo en patrocinio de la Fundación Caixanova. De los tres grandes Pablos fallecidos en 1973, defensores de la paz y de los derechos humanos, es decir: Pablo Casals (músico), Pablo Picasso (pintor) y Pablo Neruda (poeta), la historia que refiere la obra teatral de Skármeta se centra en el chileno Neruda. Desde la tranquilidad en Isla Negra donde vive el poeta, un joven e inquieto cartero, curioso y rústico, le perturba e importuna constantemente, habida cuenta de sus ansias por saber y conocer. El autor inicia el relato en 1969, urdido con delicadeza y buen gusto, recreando el significado de las palabras y las metáforas, recogiendo escenas cotidianas y pasando por estados de dulzura y ternura, amor y humor, dando cabida a la política para desencadenar en el dramatismo, a caballo de lo ficticio y lo real, entroncando con la revolución chilena, con menciones a Salvador Allende y a Augusto Pinochet y circunstancias depuradoras que ponen un dramático punto de tensión en el desenlace de la obra. Un texto sensible y delicado que cala en el intelecto del espectador. Bajo la acertada dirección de José Sámano, seis actores dieron vida a los personajes de esta historia. Destacada intervención de Miguel Ángel Muñoz, como el cartero Mario Jiménez; sosegada actuación de José Ángel Egido, en el papel de Pablo Neruda de ardiente paciencia; vehemente Tina Sáinz en el rol de Doña Rosa, regente de la hostería y madre de la novia y completando el cuadro de protagonistas Marina San José, como Beatriz, la novia del cartero. Aséptica la intervención de Juanma Gómez y Pablo Castañón, dado que sus papeles no daban más de sí. Aparte del elenco de actores, han contribuido al éxito de la puesta en escena: la realización, continuidad narrativa, decorados, adecuada iluminación, protagonismo de los ambientes sonoros, la sencilla coreografía y, sobre todo, el interesante texto en el que, junto a ingeniosas relaciones verbales, figuraron numerosas citas de poemas de Neruda. Dicha representación fue muy bien acogida por el numeroso público asistente que aplaudió en repetidas ocasiones en el transcurso de la obra y de manera especial a su conclusión.