El Ravachol bombero se queja de los problemas de la peatonalización

MARÍA CONDE PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

El símbolo del carnaval ironiza sobre las dificultades de los funcionarios para atender emergencias en el centro ENTROIDO 2002 El loro Ravachol se ha solidarizado este año con el cuerpo de bomberos y, sobre todo, con los problemas que a este colectivo le ha planteado la peatonalización de las calles del centro. El símbolo del carnaval pontevedrés se presentó ayer disfrazado de bombero (con el atuendo recuperado de los años setenta) y armado de manguera, hacha y plano para no despistarse con la reforma urbana. Sin embargo, Ravachol no morirá este año apagando ningún incendio, sino de un tremendo atracón.

11 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Llegada su mayoría de edad, Ravachol se ha convertido, según el concejal de Cultura, Luis Bará, en el rey del carnaval pontevedrés, «xa que no verán non temos raíña das festas...». Y este año, el protagonista del entroido llega a la ciudad disfrazado de bombero. «Es un homenaje a este cuerpo, que lo tiene bien merecido, así como a los problemas que tienen de medios -dice su creadora Viviana Araújo-. Y además, hemos reflejado las incidencias que este año tuvieron los bomberos para acceder a las calles peatonales nuevas». Así que, para no despistarse, el loro porta en su mano un plano actualizado con las últimas reformas urbanas. El disfraz está inspirado en el atuendo que los bomberos llevaban hace treinta años, a excepción de las cintas rojas que se han incorporado al chaquetón de piel que acompaña el disfraz. «Nos guiamos -añadió Araújo- por las fotos que nos proporcionó el cuerpo de bomberos». Ravachol porta un hacha en su cinturón, una manguera de diez metros de largo y un enorme casco (se realizaron dos, pero el primero resultó muy pesado). Y hasta los botones del uniforme reproducen fielmente el símbolo de las hachas cruzadas y el casco de los bomberos. El pájaro mide 2,60 metros de altura (aproximadamente tres metros con el casco puesto) y en su elaboración se emplearon nada menos que 250.000 plumas de pato, gallina y avestruz, conseguidas en Pontevedra, Barcelona, Madrid y Burgos. Araújo y su equipo de colaboradores iniciaron el trabajo una semana después de Reyes y acabaron en la noche del pasado domingo, en la víspera de su presentación.