Sánchez se postula como «puente de diálogo» para reconducir el conflicto

G. L. REDACCIÓN / LA VOZ/ AGENCIAS

ESPAÑA

González Pons censura los «nuevos muros» que construye el nacionalismo

10 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

«Us estimem» [«Os queremos»]. Esa fue la declaración del líder del PSOE, Pedro Sánchez, para instar a los catalanes a pasar página tras el 9-N y construir desde hoy «un tiempo nuevo» que cosa la fractura abierta en la sociedad española por el pulso soberanista. Un zurcido que pasa, insistió, por una reforma constitucional «que alumbrará la España federal que queremos los socialistas». Y en esa solución de «concordia», los socialistas quieren a Cataluña «a la vanguardia del cambio», según remarcó su secretario general en un acto en Toledo, en el que el líder del PSOE de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, achacó la situación actual a la «falta de diálogo» entre los Gobiernos central y autonómico. Frente a ese escenario de ruptura, García-Page reivindicó el papel de Pedro Sánchez, al que auguró un papel protagonista para reconducir el conflicto, como «puente de diálogo sin complejos».

Botella pide ayuda a la Virgen

Menos partidaria de la negociación se mostró la alcaldesa de Madrid, que aseguró que «la soberanía nacional ni se parte ni se reparte, es una y es del conjunto del pueblo español». En un acto religioso, Ana Botella advirtió del error en el que incurren aquellos «que pretenden resucitar la falsa idea de que España es una nación fracasada» y aprovechó para pedir a la Virgen de la Almudena, patrona de la ciudad, que brinde a los madrileños «la fortaleza necesaria para superar cualquier amenaza a la libertad y la unidad de nuestro país».

La caída del Muro de Berlín, del que ayer se conmemoraba el vigésimo quinto aniversario, fue la metáfora que eligió el vicesecretario general de Estudios del PP, Esteban González Pons, para criticar los «nuevos muros» que construye el nacionalismo, que «separan familias, aislan personas y rompen proyectos vitales» y, aprovechando la ocasión, cargar contra las «alternativas políticas de extrema izquierda» que surgen en Europa un cuarto de siglo después de la caída del comunismo. A los catalanes inquietos por la posible deriva del desafío soberanista, el jefe de la delegación popular en el Parlamento Europeo quiso tranquilizarlos asegurando que «nadie, ningún español, se tendrá que ir de Cataluña». Al menos, matizó, «mientras gobierne el PP».

Otro escenario en el que se seguía con especial interés la votación era el País Vasco. De hecho, el PNV desplazó a Cataluña una delegación encabezada por el portavoz del partido en el Parlamento vasco, Joseba Egibar, que ayer destacó la «respuesta del electorado catalán», que «rescata y defiende la democracia de Cataluña». Por su parte, el portavoz de EH Bildu, Hasier Arraiz, remarcó que «lo que hoy [por ayer] es posible en Cataluña tiene que serlo mañana en Euskal Herria».