«As economías de países como Perú, Ecuador e Bolivia están entrando nunha alternancia cíclica que é todo o contrario do que América Latina necesita»

La Voz REDACCIÓN

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13 abr 2021 . Actualizado a las 08:41 h.

Recuerda Barreiro que en la Transición se discutió mucho sobre la oportunidad o no de incluir en la Constitución un indicador estable sobre el modelo económico del Estado. Se hizo finalmente al incluir en el artículo 1 del título primero que «España es un estado social y democrático de derecho». Que quiere decir que es un estado social de bienestar.

Muchos pensaban que incluir una definición económica en la Constitución, por muy flexible que parezca, coarta la libertad de la mayoría parlamentaria para definir las políticas económicas del país, ya que en la práctica impide economías socializadas, estatalizadas. Si esto se planteara como una ley, sería anticonstitucional. Esto sucede en muchos sitios, y también la tenía la Constitución de la República del 31.

Este debate no tiene fácil solución porque en la perspectiva de la libertad de los gobiernos, supone una limitación. Pero la definición estructural de un modelo económico aporta estabilidad al sistema, impide experiencias revolucionarias, y proporciona un marco de continuidad para los agentes sociales y económicos que es esencial.

Y esto viene al caso de las elecciones en Perú, Ecuador y Bolivia, donde empieza a verse la quiebra entre modelos económicos y contrapuestos. Empiezan a zozobrar estas economías en cambios estructurales que antes de que acaben de asentarse, caen en términos electorales y son sustituidos por el modelo contrario. Esto parece que va a ocurrir en el nuevo ciclo americano, que va a cambiar el ciclo económico de estos países, que entrarán en el adanismo económico de refundar los modelos económicos con un horizonte de no más de una o dos legislaturas.

«Resulta doado pronosticar un futuro de máxima dificultade para as economías, que baixo a presión da indignación e do populismo, están entrando nunha alternancia cíclica dos modelos económicos que é todo o contrario do que América Latina necesita».