Se busca aprendiz de tapicero para seguir con un taller de 30 años en Xinzo: «A demanda de traballo está asegurada»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA XINZO DE LIMIA / LA VOZ

XINZO DE LIMIA

Santi M. Amil

Paco Vázquez se jubila y ofrece formación a quien quiera continuar atendiendo al gran parque móvil agrícola de la comarca

09 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En treinta años de vida laboral Paco Vázquez nunca hizo publicidad. «Só regalei chisqueiros unha vez», recuerda. Es uno de los dos tapiceros de Ourense con el sello de Artesanía de Galicia y uno de los siete de todo Galicia. Llegó el momento de la jubilación y ahora sí buscó difusión para conseguir que alguien coja las riendas de su taller, VG Tapizados, y que el oficio no pierda profesionales: «Gustaríame que alguén seguise e eu estou disposto a ensinarlle». A su local de Xinzo de Limia entran encargos de toda la provincia, desde maquinaria agrícola a muebles de 200 años.

El taller de Paco funciona en Xinzo desde 1993, después de un pequeño tiempo en Maceda, de donde es natural. El oficio lo había aprendido en el País Vasco: «Funme con 23 anos para que me ensinara un familiar, non había moitas opcións de traballo e esta gustoume». La introducción al oficio la recuerda como sencilla. Una vez aprendes la base, el progreso sucede de manera natural, aunque cuando el ourensano empezó a trabajar se requería mucho más labor manual.

La tapicería actual nada tiene que ver con la de entonces por la innovación en material y herramientas. «Cando eu empecei no ano 1983 lembro que comprei a primeira grapadora automática», cuenta. Hasta ese momento se fijaban los tapizados con clavos como los de los zuecos, con martillo. Se ganó en rapidez, facilidad y seguridad. Y antes de materiales como la goma espuma, el cojín de las sillas se realizada con tela y crin vegetal, configurando manualmente la forma que ahora se directamente se corta. «Hai procesos que están en desuso ou foron desaparecendo», explica Paco.

La labor manual fue perdiendo peso en los tapizados más utilitarios, que en el caso del taller de Paco,  son los de la maquinaria agrícola de la comarca: «Un ten que adaptarse ás necesidades da xente da zona, aquí ao estar no rural o parque móbil agrícola é moi grande e hai que atender tractores e ese tipo de vehículos». Para mantener el negocio abierto durante casi 30 años, el artesano tenía claro que no podía ceñirse solo a la mueblería. Así recibió los encargos de clientes de toda la provincia. Cuando él empezó no había más tapiceros en la comarca: «A xente foi chegando polo boca a boca». 

Por ser uno de los pocos profesionales del sector en Ourense, Paco también se dedicó a enseñar tapicería en cuatro centros educativos de la provincia, pero la parte más artesanal del oficio. El tapicero restaura mueblería clásica, que son los trabajos más laboriosos y donde la maquinaria no llega. Realizó encargos, por ejemplo, para el empresario Olegario Vázquez Raña, restaurando muebles de su casa de Avión durante un verano. Por su taller pasaron otros curiosos artículos como una sillería de Mondoñedo de 200 años o una silla de caballería de montar de mujer. «Foi a primeira vez na miña vida que vin unha», recuerda. Estos encargos también se mantienen, aunque son menos frecuentes. 

Antes de jubilarse tiene pendiente una última gran restauración, una sillería de un pazo de once piezas de unos 150 años de antigüedad. «Hai que facela íntegra, recuperar a estrutura e volver a deixar o que era, é lento e laborioso», cuenta. El artesano no tiene ganas de poner fin al taller sino de poder ejercer el oficio de una manera más libre: «Quero facelo cando me apeteza e non perder o contacto». Todavía no sabe cómo cortará definitivamente todos los encargos que le siguen llegando.

Antes de finalizar su vida laboral también espera que aparezca alguien que continúe con VG Tapizados. «Un amigo estame axudando a difundilo por se hai alguén que quera collelo», cuenta. Paco ofrece todas las facilidades. Si el interesado no conoce el oficio, le enseñaría: «Eu estaría disposto a formalo no tempo que precise a persoa, seis meses, un ano...». El artesano resalta además que el negocio ya tiene una cartera de clientes que seguiría asegurando el trabajo. Por el momento tan solo se puso en contacto con él un hombre de Perú que reside en Madrid y cuyo hermano tiene una tapicería en Lima, de manera que podría ser el impulso para que pudiera mudarse a España.