Cristina Margusino: «Lo más importante es escuchar a los equipos de atención primaria»

X. M. R. OURENSE / LA VOZ

XINZO DE LIMIA

Cristina Margusino
Cristina Margusino Martina Miser

La sanitaria, número uno de su promoción y Medalla de Ouro de Xinzo, incide en humanizar la profesión y hablar para buscar soluciones

09 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días que Cristina Margusino Framiñán (Vilagarcía, 1967) se convertía en la protagonista de la actualidad en A Limia. La médica, que ejerció en el centro de salud de la capital comarcal durante once años, recibía la Medalla de Ouro del Concello de Xinzo. Un reconocimiento que fue aprobado de forma unánime por los cinco grupos de la corporación y en el que se tomaron en consideración —según se destaca en el expediente de honra elaborado para conceder la distinción— aspectos como su compromiso con el rural y con la humanización de los servicios de asistencia médica, su papel en la gestión de la pandemia o la puesta en marcha de iniciativas como las Xornadas de Atención Sociosanitaria no Rural, el Plan de Saúde Local de Xinzo, la promoción de hábitos saludables o la organización de las quintas Xornadas de Medicina Rural en Ourense —las primeras celebradas en Galicia—, entre otras cosas.

—¿Cómo recibió la distinción?

—Agradecida y sorprendida. Feliz y muy emocionada porque fue una sensación grata e inolvidable. Y la medalla es muy bonita.

—¿Qué motivó la creación de las jornadas de atención en el rural?

—Al vivir en un sitio y conocer la situación te enfrentas a una realidad más compleja que la de tratar una enfermedad o prevenirla. Ves cómo es la población y las necesidades que tiene. Entonces constatamos que demandaban mucha atención domiciliaria, que había enfermos crónicos, otros que necesitaban cuidados paliativos, que se necesita una atención especial por el aislamiento, que en muchos casos los hijos viven fuera y otros aspectos. Y decidimos que lo mejor era crear unas jornadas para plantear las necesidades y buscar cómo solucionarlas.

—¿La despoblación y el envejecimiento pasan factura a la salud de los vecinos del rural?

—Y también de la ciudad, porque también se desmantelan servicios. Que desaparezca una escuela o un centro de salud es una forma de empobrecer más las zonas rurales. Y cada sitio tiene su problemática. Lo importante es que se escuche a los equipos de Atención Primaria de la zona en la que trabajan para buscar soluciones específicas a cada lugar.

—Humanización y hablar son conceptos recurrentes.

—Humanizar la medicina es algo de siempre, pero las prisas y las agendas van desgastando la actividad, la relación y no se puede hacer más. El paciente tiene que ser el centro de todo y los planes locales orientados a cada equipo, que realiza la consellería, deben ser el eje del sistema sanitario. ¿Hablar? Siempre, porque en muchos casos hay desconocimiento y hablando se resuelven las situaciones, la mayor parte de las veces con los propios recursos existentes en el entorno.

—Se multiplicó durante la pandemia. ¿Cómo lo vivió?

—Al principio con mucho miedo. No sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar ni cómo hacerlo. Nos reunimos mucho, nos organizamos, se crearon redes de contacto para atender las necesidades de los vecinos... fue muy duro, y al mismo tiempo emocionante. Sí, es cierto que no salimos mejores, pero si más sensibles. Lo que me duele es que ahora algunos digan que los médicos no hicimos nada.

«Trabajo en un proyecto sobre la relación de la alimentación próxima y la longevidad»

Tiempo es lo que se necesita para el ejercicio de la profesión y Margusino apenas piensa cuando se le pregunta qué desearía. «Que nos escuchen para poder cambiar y mejorar nuestro trabajo, y llevar la atención al paciente al lugar que se merece», señala.

—En el 2021 les concedieron la primera Beca de Medicina Rural.

—Fue una alegría. Y un estímulo para el trabajo del día a día. Que se reconociera un proyecto rural fue muy importante para nosotros.

—¿Se hace necesario recordar los hábitos de vida saludables?

—Sí. La rapidez y el ritmo frenético en el que vivimos, en el que todo tiene que ser ya, nos hace olvidarnos de llevar una vida activa, evitar el sedentarismo, movernos y comer sano. Nosotros tenemos la suerte de vivir en Galicia, con lo que nos ofrece el campo y el mar, y contamos con la posibilidad de poder realizarlo. Pero nos obsesionamos con el tiempo, con el no parar. Hay que hacerlo e inculcar los hábitos saludables a los más pequeños.

—Desarrolló iniciativas relacionadas con la alimentación y las actividades sociosanitarias. ¿Sigue haciéndolo?

—Ahora estoy vinculada a Ourensividad, que es una asociación sin ánimo de lucro que pone en valor la relación existente entre la alimentación próxima y los hábitos saludables con la longevidad en la provincia. Ourensividad es un punto de encuentro de diferentes profesionales y asociaciones que estudian estos factores y circunstancias que se dan en la provincia y su relación con la longevidad en la misma.

Una enamorada de Vilagarcía que apostó por quedarse en Ourense

La pasión de Cristina Margusino se llama Vilagarcía de Arousa, aunque su apuesta profesional ha sido Ourense y se reivindica en la misma al asegurar que su mejor decisión fue elegir destino en la provincia para desarrollar aquí su vida laboral y crear su familia. Formada en la Facultade de Medicina de Compostela, donde se licenció, optó por especializarse en Medicina Familiar y Comunitaria en Ourense cuando hizo el MIR. Sumó después el máster de Urxencias e Emerxencias en la USC. Ejerció ocho años como médica de Urxencias en los hospitales comarcales de Verín y Monforte de Lemos, trabajó como inspectora de la Escala de Médicos de la Administración de la Seguridad Social y cuando aprobó la oposición al Servizo Galego de Saúde —en la categoría de Medicina Familiar e Comunitaria— no lo dudó un momento y decidió trabajar en el centro de saúde de Xinzo de Limia. Llegó en el 2011 y tras once años de experiencia se fue a seguir dando continuidad a su carrera profesional al centro de saúde Valle Inclán de Ourense, donde ya había estado con anterioridad.

—Iba para maestra pero acabó de médica por influencia de una profesora de Biología.

—En el instituto en Vilagarcía cuando yo acabé, estamos hablando del año 1985, contábamos con un equipo de profesores buenísimos. En Biología, Química, Literatura y otras asignaturas. En el caso de Charo Chávez todos la recuerdan como una profesora maravillosa, que te enseñaba la Biología hasta la raíz de las cosas y fuimos muchos —no solo de carreras de ciencias, como es mi caso, sino en general— los que reconocemos que jugó un papel determinante y decisivo en nuestras vidas por su influencia.

—¿Por qué se decantó por Xinzo?

—Tenía un compañero de trabajo, un enfermero, que había estado conmigo en Urxencias y me comentó que en el centro de salud había un buen equipo y un excelente ambiente de trabajo. Era la número uno de la oposición, la primera en elegir destino, y pedí Xinzo. Algunos no se podían creer que no solicitase Santiago o A Coruña, y los que estaban detrás de mí aplaudían porque así podían ir ellos a esas plazas.

—¿Nunca se arrepintió?

—Para nada. Fue una de las experiencias más gratificantes que he tenido en mi carrera. Los médicos aprendemos de forma constante con los libros, pero también de los pacientes. Y ver cómo se enfrentaban a la enfermedad con tanta dignidad, siempre con una sonrisa y una palabra amable cuando ibas a sus casas. A mí todo eso me enseñó mucho y fue muy reconfortante el trato con los pacientes y el cariño recibido.

—¿Nunca barajó pedir el traslado a Vilagarcia o un lugar próximo?

—Para nada. Me fui hacer el MIR y la residencia a Ourense, allí conocí al que fue mi marido e hice grandes amigos. Y Atención Primaria funcionaba muy bien. Poco a poco me fui sintiendo muy a gusto y el trato de la gente siempre ha sido maravilloso. Soy de las Rías Baixas, pero nada que ver. Estoy muy agradecida a Xinzo y a Ourense.

—Medalla de oro y desconexión.

—Estos días en mi ciudad, pero en el día a día me gusta ir ver los pájaros a Sandiás, pasear por Cachamuíña, ir a hacer deporte con mis hijas. Y cuidar a mi madre, que es una de las cosas más importantes que me han sucedido en esta vida.

Quién soy:

«Una persona trabajadora, constante y positiva»