«A Limia tenía 5 tractores en los 60»

sindo martínez XINZO / LA VOZ

XINZO DE LIMIA

MIGUEL VILLAR

El ingeniero jubilado Felipe Galán defiende las ventajas de la desecación de A Lagoa para el agro antelano

21 sep 2018 . Actualizado a las 17:16 h.

Un veinteañero Felipe Galán Mateo llegó hace ahora 50 años a la comarca de A Limia para integrarse en la Oficina Agraria de Xinzo. Fue responsable provincial del Ministerio de Agricultura en Ourense. Rememora algunas de las anécdotas que marcaron la colonización de miles de hectáreas de cultivo procedentes de la desecación de A Lagoa de Antela, iniciada en 1958, hace ahora 60 años.

«Obtuve en Madrid el título de perito agrícola y saqué la oposición. Al cabo de unos días me dicen que me tengo que ir a Xinzo de Limia, en Ourense. Tuve que mirar en una enciclopedia donde quedaba y cómo era el pueblo», recuerda. «Llegué en tren, de aquellas había pocos coches», remarca. «Teníamos la oficina agraria en la Praza Maior, había tres en Ourense, Carballiño, en la capital y en Xinzo», expone el técnico, de 73 años.

«A Lagoa ya estaba desecada en 1968, pero no se habían nivelado los terrenos con tierra tras la desecación. El trabajo de preparación de las fincas no se culminó hasta avanzados los años 70», menciona. ¿Cómo se concedieron las primeras fincas? El responsable fue el Instituto Nacional de Colonización, dependiente del Ministerio de Agricultura. «Fue a finales de los 60. Se hacía un alquiler a bajo precio, por un período de cinco años. Uno de los problemas es que apenas había cinco tractores en la comarca en aquella época. Las primeras fincas procedentes de la desecación eran muy grandes, de 7 o 9 hectáreas. Mucha gente era reacia a trabajarlas sin mecanización y solo con bueyes. Les parecían demasiado grandes», sentencia.

«Fueron muy pocos los que quisieron optar a esas primeras parcelas. Tenían preferencia los vecinos de las zonas limítrofes. Los más emprendedores fueron los que cogieron aquellas 40 o 50 primeras parcelas, pero muchos rechazaban optar a ellas», reflexiona. Tras esos primeros cinco años de pruebas en alquiler, ya en 1975, se sacaron a la venta a precios módicos. «Había mucha reticencia por parte de algunos labradores y una fuerte oposición al proceso de colonización. Promovimos reuniones en las aldeas y en algún caso, algún jefe mío casi tuvo que salir por piernas de allí porque los ánimos entre los paisanos estaban muy exaltados», asegura el ingeniero.

Poca productividad

¿Cómo era la agricultura de entonces? «Muy poco modernizada, con escasa productividad», rememora Galán. El escarabajo y el mildiu provocaban estragos. «Había métodos muy rudimentarios. No había herbicidas ni fitosanitarios apenas. Se meneaban las plantas y se recogían los escarabajos en una cazuela, donde luego se quemaban», comenta. Y añade: «Hay que tener en cuenta que en algunas parcelas se recogían en tiempos unos 10.000 kilos de patata por hectárea y ahora se pueden alcanzar los 70.000. Es una gran diferencia».

Una pequeña parte de los terrenos fue asignada a la Diputación (en ellos se radica ahora la granja del ente provincial) y a la propia administración central, para realizar ensayos de nuevos cultivos y variedades de patata como la agria, poco conocida entonces. «En aquella época A Limia baja, la llanura, tenía patatas y había bastantes explotaciones de vacuno y ovino en puntos como Vilar de Barrio o Sarreaus», recuerda el ingeniero.

«La desecación de A Lagoa, desde el punto de vista agrícola, fue positiva a largo plazo. Se creó una gran superficie para cultivos. Ello conllevó la mecanización progresiva del sector primario y la compra de maquinaria. Se pusieron las bases para que ahora 300 o 400 familias vivan dignamente del agro en la comarca», considera Galán.

Elevada inversión

El Ministerio invirtió mucho dinero en esta comarca, dice el protagonista, no solo en la desecación y en la preparación de las tierras. «Hubo un proyecto desde 1968 de dinamización y ordenación del rural, desde la instalación de teleclubes en las aldeas hasta todo el proceso de parcelación, que supuso un gasto muy elevado», explica. Y remata: «También se promovieron cursos de obtención del título de conductor de tractores en el que se apuntaron docenas de personas».