«La historia la escriben los vencedores»

sindo martínez XINZO / LA VOZ

XINZO DE LIMIA

CEDIDA

El último guerrilleiro gallego protagoniza un documental que se estrena hoy (a las 12.00 horas) en Xinzo de Limia

22 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

83 años de edad. Mente lúcida. Compromiso inmutable. Afilada ironía. Camilo de Dios es el último de una generación de luchadores armados gallegos tras la Guerra Civil. Este limiano recuerda, casi 70 años después, la desigual pelea de grupos reducidos de guerrilleiros contra el implacable poder militar impuesto tras la contienda que asoló España.

El estreno hoy en Xinzo (a las doce, en la Casa da Cultura) del documental sobre su vida, sobre la pelea de los que se echaron al monte para intentar recuperar lo que ya estaba perdido, vuelve a traer a la memoria la historia de los derrotados por Franco. De Dios, agradecido por el filme de 50 minutos realizado por cuatro jóvenes, solo esboza con sorna una queja: «El documental está bien, pero el artista de la película [él mismo] actúa muy mal».

Estimulado por el intento de los veinteañeros estudiantes de Comunicación Audiovisual de reivindicar y recuperar la memoria histórica de aquellos oscuros años, el antelano defiende su ideario. «Al final la historia la escriben siempre los vencedores. Es así. Tal vez este documental y otras iniciativas sirvan para echar luz para las nuevas generaciones sobre la verdad de lo que pasó aquellos años». Sin rencor, pero con clarividencia, rememora lo más reciente antes de echar la vista atrás. «El año pasado trajimos hasta Sandiás los restos de mi hermano, también luchador antifranquista, asesinado en Ávila», comenta. Y añade: «La corporación de entonces no nos permitió hacer ese homenaje en nuestro pueblo y tuvimos que realizarlo en Xinzo. La Ley de Memoria Histórica no se cumple habitualmente. Hay muchas trabas para abrir fosas y recuperar los restos de nuestros muertos».

El relato de su juventud es insólito. En su niñez fue emisario de mensajes de rebeldes proscritos por el régimen totalitario instaurado tras la victoria de 1939. Luego trocó en adolescente armado, echado al monte con 15 años para participar en la guerrilla; más tarde apresado tras un año de lucha, torturado durante dos meses, encarcelado a lo largo de una década?

El viejo guerrilleiro limiano clarifica: «No éramos bandoleros ni ladrones». Asegura que se fueron al monte «or compromiso político para luchar contra una dictadura». Él estuvo un año en la guerrilla. «Quemamos casas de miembros de la Falange, de algún cura, pero no atenté nunca contra una iglesia. Respeto la religión», aclara.

Grupos pequeños

La resistencia se organizaba en pequeños grupos. «No más de seis y nunca menos de cuatro. Se daban golpes ocasionales contra objetivos concretos. Se vivía en el monte, se bajaba de noche a las aldeas a comer caldo o lo que nos daban en sus casas los simpatizantes con la guerrilla», recuerda.

En Ourense a finales de los 40 hubo dos grupos de guerrilleiros, el de los socialistas y el de los comunistas. Atentados contra vías férreas, sabotajes contra instalaciones eléctricas, asalto de sedes falangistas o militares para proveerse de armas. «Cosas de la guerra, porque aquello era una guerra», resume De Dios.

Apresado en 1948, pasó una década en diferentes penales. Tras superar una petición inicial del fiscal militar de pena de muerte, una condena a 30 años de prisión y una posterior libertad provisional, fue definitivamente indultado a raíz de la muerte del papa Pío XII. Quedó libre en 1958.

La vuelta a la vida normal no fue tal. Insólitamente, quien luchó con armas contra la dictadura tuvo que hacer el servicio militar para el régimen franquista, con 29 años. «Y para más inri, en la artillería, de cabo tirador de morteros», explicita De Dios. Al salir, tocó buscarse la vida. Primero en Madrid y luego en su tierra, en A Limia, donde aún permanece en su casa en el centro de Sandiás.

Habituado ya a reconocimientos a su figura y a la de los guerrilleiros, comenta con socarronería: «Me han dado muchos homenajes. A estas alturas mi vida la conocen mejor los escritores y los periodistas que yo mismo», resume. 

camilo de dios