A Limia espera la cosecha de patata para paliar el mal año del cereal

Maite Rodríguez Vázquez
MAITE RODRÍGUEZ OURENSE / LA VOZ

XINZO DE LIMIA

Antonio Cortés

Al tubérculo le queda un mes de ciclo y las catas muestran piezas de menor calibre

18 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las patatas de A Limia siguen en la tierra. La cosecha de los tubérculos, de la que viven un buen número de familias en esta comarca, tendrá que esperar al mes de octubre. Las plantas se sembraron tarde, a partir de mayo y junio -y alguna parcela incluso en julio- debido a las lluvias que cayeron durante todo el invierno y la primavera y todavía no terminaron su crecimiento. La patata limiana este año va fuera de su ciclo normal, que hubiera requerido una plantación a mediados de abril o como muy tarde en mayo. El ciclo del tubérculo será más corto y por ello las catas realizadas han mostrado tubérculos de un calibre no muy grande aunque se espera que la calidad sea buena, según las previsiones del Centro de Desenvolvemento Agrogandeiro del Inorde en Xinzo de Limia.

La comarca más agrícola de la provincia espera resarcirse con la patata de un mal año para el cereal. De nuevo por causa de las lluvias pasadas, el cereal de invierno -el que más se planta en A Limia, en torno a un 60 % del total, sobre todo trigo y centeno- se perdió casi en su totalidad. Un 90 % se echó a perder por las lluvias y el cereal que sobrevivió quedó afectado por la proliferación de malas hierbas, explica el director del centro agroganadero, Servando Álvarez Pousa. En cuanto al cereal de primavera, se sembró algo más de lo habitual en fincas usadas para el invernal, pero la siembra se hizo fuera de ciclo, en junio en lugar de marzo. Además, la falta de lluvia desde el mes de junio provocó que el cereal no se haya desarrollado bien. La reducción de la cosecha del cereal de primavera respecto a un año normal se cifra en torno a un setenta por ciento, según el Centro Agrogandeiro. Además de la menor cantidad, la calidad del cereal debido a todas estas circunstancias no fue buena. «Estaba suxo, cheo de malas herbas, con espigas inmaduras e gluten insuficiente», detalla Álvarez. La mala cosecha de A Limia constrastó con el excelente año de cereal que tuvieron en Castilla -donde las lluvias beneficiaron al cultivo- con una alta producción que hizo caer los precios. De los 18,20 céntimos por kilo pagados el año pasado se pasó esta temporada a 13,14 céntimos el kilo. «Non deu para pagar a semente o abono ou a maquinaria», explica el director.

Ahora las esperanzas están puestas en la patata. Hay que esperar a ver cómo viene este último mes metereológicamente para tener una proyección más exacta de cómo será la cosecha. Los productores de A Limia esperan un buen precio. «Agora estase falando de 35 céntimos o kilo o que sería un prezo moi bo. Por riba dos vinte céntimos xa se defende o gasto feito», explica el agricultor Juan Prieto. De todos modos, aún es pronto. En el Centro Agrogandeiro vigilan el ciclo de la patata y este año ha habido algunos problemas con las temperaturas que pueden afectar. «Para crearen máis tubérculos, a pataca necesita alternancia de temperaturas entre o calor do día e o fresco da noite. E por riba dos 35 º centígrados para de medrar polo que este ano a pataca medrou a impulsos», describe Servando Álvarez. Por esto, en el centro del Inorde esperan que variedades de ciclo corto (noventa días) como la Kennebec tengan una producción casi normal, mientras que las catas realizadas en las variedades industriales como Agria o Fontane muestran muchas piezas pero de calibre reducido. Ahora faltará que no llueva para la cosecha.

La cebolla gana terreno pero la huerta aún es la asignatura pendiente

En A Limia hay relevo generacional entre los productores y el número de estos se mantiene, según constatan en el centro agroganadero. Los traspasos de explotaciones entre miembros de una familia ayudan porque suelen incluir la maquinaria con lo que los nuevos agricultores no empiezan de cero. Además se benefician de los programas de ayuda de la Xunta para gente joven, explica Servando Álvarez.

Respecto a la diversificación de cultivos en la comarca, la cebolla va ganando terreno y ha tenido un «crecemento exponencial», expone el director del centro. También está bastante introducido el puerro. Sin embargo, la huerta sigue siendo la asignatura pendiente en la comarca, reconocen en el centro, aunque cada vez más gente, sobre todo los jóvenes, la ven como un complemento de su renta agraria y siembran una o dos hectáreas de huerta. La desventaja frente a la patata o el cereal es que requiere mucha mano de obra frente a estos otros cultivos que están mecanizados.

Los cultivos ecológicos en cambio tienen poca aceptación en A Limia y se reducen casi a la labor de una cooperativa de Rairiz de Veiga, Daiquí, que llevan tiempo produciendo y comercializando varios productos ecológicos.