Discuten en un caso de lesiones si la víctima hizo siete implantes por una paliza o por su mala dentadura

La Voz OURENSE / LA VOZ

VILARIÑO DE CONSO

El fiscal pide cuatro años y medio de prisión y 30.000 euros de indemnización para el presunto autor de la agresión

17 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Discutieron el 9 de mayo del 2015 Manuel E. R. y Álvaro A. R. cuando ambos se encontraban en la localidad de San Cristóbal, en Vilariño de Conso. La versión de los hechos que mantiene la fiscalía incluye una paliza de Manuel a Álvaro. Fueron tantos y tan localizados los golpes que este último, aparte de otras lesiones, sufrió la pérdida de siete piezas dentales. Corrigió esa carencia con otros tantos implantes, cuyo coste asciende a 10.000 euros. La reclamación económica que plantean tanto el fiscal como el propio afectado ronda los 30.000 euros, incluyendo los días en los que estuvo impedido para sus ocupaciones, secuelas e intereses. La defensa del Manuel, sin embargo, niega la pretendida agresión y sostiene que el tratamiento odontológico es consecuencia no tanto de la pretendida paliza, sino del mal estado previo de la dentadura de Álvaro.

El forense admitió que no había analizado las dentaduras. Y los odontólogos, por su parte, confirmaron la presentación de los presupuestos y las intervenciones realizadas a uno de ellos.

El fiscal solo acusa a Manuel. Lo considera autor de un delito de lesiones y solicita que se le impongan cuatro años y medio de prisión, aparte de los 30.000 euros de indemnización.

Álvaro, que ejerce la acusación particular, añade otros 1.500 euros, por los gastos de taxi, correspondientes a los desplazamientos que se vio forzado a realizar en aquellas fechas, tanto a las dependencias judiciales como a la consulta del forense, a distintos médicos y, sobre todo, a la clínica dental especializada para la realización de los implantes.

Manuel, por su parte, admite que fue a recriminar a Álvaro que hubiera pasado con su tractor por una finca de su propiedad, en la que había causado desperfectos. Niega, sin embargo, la agresión. Asegura que su oponente se dirigió hacia él con dos hierros, uno en cada mano, por lo que le echó las manos a las muñecas para frenarlo. Diría, en este punto, que le pagaría los daños, aunque, al parecer, el otro protagonista del suceso diría «con qué vas a pagar, muerto de hambre».

El juicio sentó en el mismo banco a los dos implicados. Entre los testimonios, una vecina del lugar declaró haber oído a uno de ellos cómo dijo «no te levantes, que te voy a dar más».