La abundante producción causó una reducción del precio pagado al agricultor
27 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Una generosa cosecha de manzana causaba preocupación, hace veinte años, en tierras valdeorresas. A las páginas de La Voz de Galicia llegaban los problemas que adivinaban los agricultores. La distribución del producto era la clave. El municipio de Vilamartín era en 1996 la referencia de la producción frutícola en el oriente ourensano. Las buenas condiciones climatológicas del año dieron como resultado una producción de manzana muy superior a la habitual, lo que hacía prever un precio de venta inferior. Algunos productores estaban expectantes ante la actitud de los compradores y temerosos de que parte de la producción se perdiese si no conseguían darle salida con rapidez. La falta de instalaciones frigoríficas en la mayoría de los casos dificultaba la conservación de la fruta en los lugares de producción por lo que los agricultores deseaban vender pese a los bajos precios. La manzana más grande se pagó esa temporada a 25 pesetas (0,15 euros), mucho más barata que otros años. Con un precio de coste de recogida de 10 pesetas (0,06 euros), los agricultores se quejaban de la escasa rentabilidad.