Pilar y Manuel, tras un año sin verse: «Ella se acordó de cuando yo era pequeño y me cuidaba»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

VIANA DO BOLO

Pilar Gómez y su nieto, Manuel, en su reencuentro tras un año sin verse
Pilar Gómez y su nieto, Manuel, en su reencuentro tras un año sin verse Santi M. Amil

A sus 102 años, esta ourensana se reencontró con su nieto, al que no veía desde el fin de semana previo al estado de alarma

19 feb 2021 . Actualizado a las 10:02 h.

En Ourense, la tierra de los centenarios, hay memorias privilegiadas como la de Pilar Gómez, que cumplió 102 años en Nochebuena, espera soplar bastantes velas más y recibió ayer su mejor regalo por anticipado, con la visita de su nieto Manuel.

Pilar, usuaria de la residencia Las Salinas, a las afueras de la ciudad, no lo veía desde hace prácticamente un año. Pocos días antes de que se iniciase el estado de alarma, a primeros de marzo, Manuel acudió a verla sin saber que apenas una semana más tarde, y a menos de diez kilómetros entre sí, habría todo un mundo de distancia entre ellos. «Las tardes de los domingos eran para ella», explica su nieto.

Manuel, propietario de un bar situado en el centro de la urbe de As Burgas, optó por no ir hasta ahora al considerar que podía implicar algún tipo de riesgo para la mujer. «Me animé a acercarme cuando me enteré de la que habían vacunado. Al fin y al cabo, mis padres están desde inicios de junio en la aldea, en Viana do Bolo. Son personas con problemas de salud de base, allí hay otra calidad de vida y yo soy el allegado que está más cerca de la residencia», contaba ayer.

Al llegar a Las Salinas, Manuel se encontró de golpe con parte de su infancia, a sus 47 años. «Fue un momento muy emotivo. Ella se acordó de cuando yo era pequeño y me cuidaba. Porque en realidad, nos ha cuidado a todos», dice. La cuestión del contacto físico, pues, no era menor. «Porque es una persona muy cariñosa. El miedo era no darle un abrazo y que ella se fuese a sentir peor. La distancia la lleva mal, y es de las que siempre te pide: ‘Dame un bico'», cuenta.

Mayra Rey, la integradora social de la residencia Las Salinas, incidía en la estrecha relación entre ambos aludiendo al buen carácter de Pilar y Manuel, con una complicidad diferente: «Ella me llama mucho la atención, porque lleva bastantes años interna y nunca pide por ella. Siempre por los demás. Este perfil de personas consiguen hacernos más fuertes y hacen que nosotros amemos nuestro trabajo».

Manuel, que apuró al máximo el tiempo del que dispuso durante el reencuentro, agradecía al personal de Las Salinas «lo bien que se han portado con la abuela, porque siempre se han volcado mucho con ellos y eso es de agradecer».