Un fuego en O Bolo moviliza decenas de medios de extinción

Cristina de la Torre

VIANA DO BOLO

06 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Una avioneta, tres helicópteros, cuatro motobombas, el Ejército y al menos dos brigadas, una de Laza y otra de la base de San Xoán de Río. El fuego que ayer se declaró en la carretera de Chandoiro, en el municipio de O Bolo, tenía menos posibilidades de éxito que si el monte hubiese estado asfaltado.

El fuego comenzó alrededor de las cuatro de la tarde, y según las huellas de las lapas y la dirección del viento el origen parecía estar en la cuneta de la carretera que une la de Viana con Chandoiro. Comenzó en una zona de castaños y viñas y se extendió rápido colina arriba, debido a la fuerza del viento. La humareda, provocada en parte por las hojas verdes de los castaños amenazados por el fuego, era visible desde el valle de A Rúa, donde la auténtica expectación la provocaba el ir y venir de helicópteros que cargaban agua en el embalse de San Martiño. Por la frecuencia de viajes y número de aparatos, era propio imaginar que la cosa era grave.

Y no era para tanto, si bien «ó lume non se lle pode menospreciar», tal y como afirmaba a pie de incendio uno de los vecinos que se acercaron al lugar para conocer de primera mano el avance de las llamas. La preocupación no era para menos. Por la dirección del viento y la distancia, el fuego podría llamar a la puerta de Lentellais en veinte minutos. Pero se quedó a medio camino.

La reacción de los medios de extinción fue más que eficaz, incontestable. Enseguida una brigada se encargó de sofocar los conatos que quedaban en el recorrido de ceniza que las llamas dejaban tras de sí. Mientras, otra brigada se hacía fuerte en la ladera hacia la que avanzaba el fuego, bancales de viñedo abandonados y desde ayer, negros como el tizón. Con el apoyo de los tres helicópteros, las brigadas consiguieron sofocar el incendio en apenas dos horas. Pero el viento que soplaba con fuerza invitaba a la prudencia y a dejarlo bien apagado para que la noche no diese sorpresas.

Y en estas, llegó el Ejército. Dos todoterreno de la UME, la Unidad Militar de Emergencia, subieron hasta el lugar para brindar su apoyo, aunque no fue necesaria su intervención. De hecho, junto a la carretera principal esperaban más efectivos y una motobomba por si la cosa se complicaba. Después del Ejército, con el incendio prácticamente sofocado y cuando parecía que allí no había nada que ver, en el horizonte se dibujó una nueva silueta: un hidroavión. Varias vueltas después acabó planeando y soltando su carga.

Un par de horas más tarde se declaró otro incendio en la zona, esta vez en San Julián, en A Rúa, pero allí no fueron ni la mitad. Se apagó enseguida. En en anterior habían ardido alrededor de diez hectáreas entre Chandoiro, Outardepregos y Lentellais. El fuego pasó cerca de viñedos y demostró que si septiembre viene caliente, hay medios para responder.